España es el país de la Unión Europea que más residuos deposita en los vertederos

España es el país de la Unión Europea que más residuos deposita en los vertederos
España es el país de la Unión Europea que más residuos deposita en los vertederos
05-05-2020
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España es el país de la Unión Europea que vierte una mayor cantidad de residuos a vertederos: un total de 12 millones de toneladas anuales en 2017, el último año del que se tienen datos.

En ese ejercicio, en España se generó un total de 132,1 millones de toneladas de residuos. La mayor parte provenía de la industria (31,12%), la construcción (26,75%) y los hogares (17,1%). Puede consultar en el siguiente gráfico la distribución en la generación de residuos según el sector de actividad elaborado por RTVE.

Tres clases de residuos y vertederos

Los vertederos son instalaciones de eliminación de residuos mediante su depósito subterráneo o en superficie y se clasifican en tres categorías:

  • Vertederos para residuos peligrosos.

  • Vertederos para residuos no peligrosos. Principalmente basuras municipales en las que la fracción orgánica es la que tiene un mayor impacto ambiental, porque su descomposición genera metano y otros gases de efecto invernadero y además produce inestabilidad en los vertederos.

  • Vertederos para residuos inertes(escombros, ladrillos, yesos, etc.).

Los ayuntamientos españoles gestionaron 22 millones de toneladas de basura, de las que aproximadamente la mitad fueron a parar a los 116 vertederos municipales.

Los municipios se hacen cargo de la basura procedente de los hogares y del sector servicios (comercios, oficinas e instituciones públicas o privadas), pero no de los residuos comerciales gestionados por canales privados distintos al municipal, ni residuos procedentes de la industria ni de la construcción. La responsabilidad de tratar estos residuos es de las empresas que los generan, bien directamente o bien a través de empresas autorizadas para la gestión de residuos.

No existe un registro único estatal

La competencia en materia de residuos y vertederos recae en cada una de las comunidades autónomas. Por este motivo, el Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico está recopilando toda la información y datos relativos a esta materia en un único registro compartido. El problema reside en que no todas las administraciones autonómicas recogen los datos con la misma metodología.

Por comunidades autónomas, Asturias, Madrid o la Comunidad Valenciana son las que están teniendo más problemas ante la superación de su capacidad de vertido.

 

Europa apuesta por la valorización energética

España basa su política de residuos en el vertido y el reciclaje:

  • Por un lado, se sigue vertiendo más de la mitad de todos los residuos (51,1%).

  • Por otra parte, el porcentaje de basura que se recicla crece año tras año (de 29,79% en 2015 a 36,11% en 2017), pero parece difícil alcanzar el objetivomarcado por la Unión Europea para 2025, que marca un porcentaje mínimo del 55%.

Las cifras de vertidos en España están en línea con las de países como Hungría, República Checa o Portugal. Sin embargo, otros países europeos apuestan en cambio por la incineración. Las dos opciones tienen sus pros y sus contras: los vertederos ocupan terreno y pueden contaminar el aire, el agua y el suelo, pero la incineración puede dar lugar a emisiones de contaminantes atmosféricos.

En Suecia, Bélgica, Dinamarca, Alemania o Países Bajos no hay vertederos. La cantidad de residuos que acaban enterrados no llega al 1% de su producción anual, ya que reciclan más y apuestan por la valorización energética, que consiste en quemar los desechos para convertirlos en energía. Electricidad, vapor o agua caliente para uso doméstico o industrial cuya generación emite 19 veces menos de CO2 que los vertederos convencionales. Tras el tratamiento, los residuos quedan reducidos a solo un 2% de escorias y cenizas. Las primeras pueden ser además reutilizadas adicionalmente como material árido en obra y chatarra para empresas siderúrgicas.

El Paquete de Economía Circular aprobado por la Comisión Europea identifica la valorización energética como una clave para mitigar y frenar el impacto climático y económico de los residuos no reciclables.

En Europa hay 598 plantas de valorización energética. Denominadas ecoparques, funcionan en el centro de ciudades como Viena, Copenhague, París o Berlín, produciendo energía que se utiliza para generar electricidad o alimentar las calefacciones.

Por el contrario, en España y Andorra tan solo hay 11 ecoparques en funcionamiento, con una edad media de entre 15 y 20 años. Hoy la valorización energética en España solo supone un 12% del destino final de los residuos, según datos de Eurostat. La media europea es del 25%, y en países como Suecia, Dinamarca o Finlandia supera el 50%.

Según datos de Aeversu, las plantas de valorización energética en España trataron 2.566.647 toneladas de residuos no reciclables durante 2017, con lo que se produjeron 1.997.198 megavatios-hora de energía (MWh), una cantidad suficiente para abastecer aproximadamente a 500.000 viviendas.

El bajo coste de las tasas de vertido

En Inglaterra se implantó hace más de una década un impuesto de 95 libras por cada tonelada llevada al vertedero.

En España, llevar los residuos al vertedero es mucho más barato. No existe una tasa nacional a los desechos, pues cada comunidad autónoma aplica tasas de vertida y/o cánones distintos, y no se refleja el coste de mantenimiento de las infraestructuras, pese a que la Comisión Europea recomienda la imposición de una tasa homogénea que penalice el vertido para fomentar la adopción de sistemas alternativos.

Es previsible que durante los próximos años las tasas de vertido en España vayan en aumento, para acercarse a niveles europeos, y es inevitable pensar que el debate con el modelo de aprovechamiento energético de los residuos irá también en aumento. Es evidente que el modelo actual tiene fecha de caducidad y llegará el momento de empezar a pensar en alternativas viables que combinen la valorización, recuperación y reutilización de los materiales, así como el aprovechamiento energético de aquellos materiales que no se puedan recuperar o reutilizar.

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