De estos desafíos se habló en el evento “El agua y los Planes Nacionales de Adaptación” celebrado en el Pabellón España de la #COP25, en el que participaron Cristina Narbona, miembro de la Red Española de Desarrollo Sostenible y vicepresidenta primera del Senado; Cristina Gallach, Alta Comisionada para la Agenda2030 del Gobierno de España; John Mathews, de la Alianza por la Adaptación Global de los Planes de Riego (AGWA), y Leo Heller, relator especial sobre los derechos humanos al agua potable y el Saneamiento, quienes hablaron sobre lo que están haciendo sus organizaciones y gobiernos para ampliar la acción climática y abordar el agua en el contexto de los Planes Nacionales de Adaptación.
Los participantes coincidieron en señalar en que si bien estos desafíos son grandes, existen soluciones, escalables y replicables, que ya se están implementando en ciudades y países de todo el mundo. Al adoptar herramientas y enfoques de gestión del agua resistentes al clima, los países, las ciudades y las economías pueden adaptarse al cambio climático y contribuir a reducir las emisiones globales de gases de efecto invernadero (GEI), aliviando o evitando muchos impactos negativos del cambio climático.
En este sentido, durante el debate quedó patente cómo las políticas climáticas inteligentes para el agua pueden facilitar mejores resultados de mitigación y adaptación al cambio climático. La gestión del agua resistente al clima es esencial para ralentizar la tasa de cambio y prosperar a pesar de los continuos impactos climáticos.
Como ejemplo, basta decir que las emisiones de GEI se pueden reducir haciendo un suministro mejorado del agua y el manejo de las aguas pluviales, así como mediante el almacenamiento de carbono en ecosistemas dependientes del agua, como bosques y humedales. Esto proporciona importantes beneficios de mitigación y adaptación, al tiempo que mejora la capacidad de las comunidades para evitar, resistir y recuperarse de eventos climáticos extremos.
Asimismo, se puso de relieve cómo la incorporación sistemática de prácticas de gestión del agua resistentes al clima en los planes y actividades nacionales de cambio climático puede ayudar a evitar la intensificación de las crisis del agua y garantizar que el agua esté disponible cuando y donde sea necesario.