España y los recursos hídricos alternativos: lo que piensa la ciudadanía sobre el agua desalada y regenerada

Una encuesta del Real Instituto Elcano revela una alta aceptación del uso de agua regenerada y desalada en usos no domésticos, pero también muestra reticencias cuando se trata de consumo humano, especialmente por desconfianza y percepción de riesgo
Autor/es
Sofía Tirado
18-07-2025
Publicado en

 ¿Estaría dispuesto a beber agua regenerada en situaciones de escasez hídrica? ¿Y a consumir alimentos cultivados con este recurso? ¿Cambiaría su percepción si, en lugar de agua regenerada, se tratara de agua desalada? ¿Y si esa fuera la única fuente de agua disponible?

La desalación y la reutilización de agua regenerada ya forman parte de las soluciones para garantizar la seguridad hídrica en regiones que enfrentan un elevado estrés hídrico. Ejemplos destacados se encuentran en la Comunidad Valenciana y Murcia, donde se reutiliza hasta el 90% del agua residual tratada, principalmente para riego agrícola. Otro caso paradigmático es el de Cataluña, donde la sequía ha obligado por primera vez a implementar reutilización potable indirecta, incorporando agua regenerada al caudal del río Llobregat para abastecimiento urbano.

 

Existe una alta aceptación ciudadana hacia el uso de recursos hídricos no convencionales para la descarga de cisternas, el riego de parques y jardines, usos agrícolas e industriales o el llenado de piscinas, con niveles de disposición que superan el 80% en todos los casos

 

Pero el despliegue de estos recursos estratégicos no depende solo de la tecnología, en la que España es un referente internacional, sino también de algo igual de importante: la aceptación social. ¿Qué usos considera aceptables la ciudadanía? ¿Cuáles siguen generando dudas? Y, sobre todo, ¿cuáles son las barreras que frenan su aceptación? 

Para responder a estas cuestiones, el Real Instituto Elcano llevó a cabo, entre febrero y marzo de 2025, una encuesta a 1.400 personas mayores de 18 años, segmentada territorialmente en seis comunidades autónomas con distintos contextos hídricos: Andalucía, Cataluña, Galicia, Madrid, Murcia y la Comunidad Valenciana.

 

Elevada disposición al uso de agua regenerada y desalada, excepto para cocinar o beber

Los datos de la encuesta revelan una alta aceptación ciudadana hacia el uso de estos recursos para la descarga de cisternas, el riego de parques y jardines, usos agrícolas e industriales o el llenado de piscinas, con niveles de disposición que superan el 80% en todos los casos. No obstante, esta disposición disminuye notablemente para usos domésticos que implican consumo humano, especialmente en el caso del agua regenerada: solo el 39% de las personas encuestadas aceptaría usar el agua regenerada para cocinar y el 25% para beber, en el caso del agua desalada los porcentajes se elevan al 63% y 43%, respectivamente.

 

El despliegue de recursos estratégicos provenientes de la desalación y reutilización del agua regenerada no depende solo de la tecnología sino también de algo igual de importante: la aceptación social

 

Esta disposición al uso de recursos hídricos no convencionales se refleja también en una amplia predisposición normativa hacia estas medidas, que presentan el mayor nivel de consenso ciudadano, por encima de otras políticas orientadas al aumento de la oferta hídrica como la construcción de embalses o los trasvases entre regiones, y de medidas centradas en la gestión de la demanda como el aumento del precio o la reducción de dotaciones para riego. 

El fomento de la reutilización de agua regenerada es la medida con mayor apoyo ciudadano, con un respaldo del 84%. La región con mayor nivel de acuerdo es Madrid (89%), en contraste con Galicia, donde el apoyo desciende al 79%. El respaldo aumenta a medida que lo hacen el nivel de renta y el nivel educativo, y es especialmente elevado entre los estudiantes, donde alcanza el 97%. 

 

gráfico

 

La construcción y/o ampliación de plantas desaladoras también cuenta con un respaldo mayoritario, con niveles de acuerdo superiores al 70% en la mayoría de los grupos analizados. El apoyo es especialmente alto en Andalucía y Cataluña (76%) y más bajo en Galicia (65%). El nivel de ingresos vuelve a ser un factor determinante, con un respaldo del 82% entre quienes declaran ingresos mensuales superiores a 3.000 euros. Además, los hombres muestran un mayor nivel de acuerdo (74%) que las mujeres, y la aceptación es menor entre las personas con menor nivel educativo (67% entre quienes solo tienen estudios obligatorios).

 

¿Qué factores aumentan o disminuyen la probabilidad de que una persona esté dispuesta a beber agua regenerada y/o agua desalada?

Para comprender mejor qué variables explican o limitan la disposición a beber agua regenerada o desalada, se analizó el efecto de diversos factores sociodemográficos, de comportamiento e ideológicos.

Aunque la ciudadanía española muestra una preocupación notable por los problemas relacionados con el agua en España, especialmente en regiones con escasez hídrica, esa preocupación no siempre se traduce en una aceptación activa de soluciones como la reutilización o desalación, especialmente para usos sensibles como el consumo humano. 

La variable más relevante en la disposición a beber es la aceptación del otro recurso alternativo. Estar dispuesto a beber agua desalada aumenta en un 31% la probabilidad de aceptar el consumo de agua regenerada. A la inversa, aceptar el consumo de agua regenerada incrementa en un 40% la probabilidad de aceptar la desalada. Este efecto cruzado sugiere que el rechazo no está vinculado exclusivamente a la tecnología, sino al concepto general de agua “no convencional”. 

La interacción con el entorno también es relevante, aunque con efectos opuestos según el tipo de agua. En el caso del agua regenerada, conversar sobre el agua con amigos, familia o compañeros de trabajo reduce la disposición a beber agua regenerada en torno a un 5%, probablemente porque estas conversaciones refuerzan dudas o miedos relacionados con la calidad o la seguridad para la salud. Por el contrario, en el caso del agua desalada, la interacción con el entorno aumenta en un 6% la probabilidad de aceptar su uso para beber, lo que sugiere un posible efecto positivo de la presión de grupo o a una mayor familiaridad con esta tecnología.

En el caso del agua regenerada, la edad y la ideología también influyen. Ubicarse en la izquierda del espectro ideológico aumenta la propensión a aceptar este recurso en un 5%, respecto a quienes se sitúan en la derecha. Además, la edad tiene un efecto inverso, reduciendo la disposición a su consumo a medida que esta aumenta.

 

Aunque la ciudadanía española muestra una preocupación notable por los problemas relacionados con el agua en España esa preocupación no siempre se traduce en una aceptación activa de soluciones como la reutilización o desalación, especialmente para usos sensibles como el consumo humano

 

Para el agua desalada, son significativas otras variables como la disposición a pagar una cantidad adicional en la factura del agua, el sexo y el territorio. Quienes están dispuestos a asumir un coste adicional en la factura del agua muestran un 6% más de probabilidad de aceptación. Por el contrario, ser mujer reduce esa probabilidad en torno a un 12%. Además, residir en el Arco Mediterráneo reduce la probabilidad de aceptación en aproximadamente un 7%, pese a ser la región donde más implantación tiene esta tecnología. Esta reticencia relativa podría estar influida por factores como la desconfianza en la calidad,  la percepcion de mal sabor o una preferencia más extendida por el agua embotellada. 

Otras variables analizadas como vivir en zonas con estrés hídrico, la confianza institucional, el tamaño del hábitat, el nivel de estudios o la renta no resultaron determinantes en la disposición a aceptar estos recursos.

 

Confianza y comunicación: claves para aceptar el agua no convencional

La principal barrera identificada en la encuesta para el uso de agua regenerada y desalada es la desconfianza en la calidad del recurso: un 64% en el caso del agua regenerada y un 48% en el de la desalada. Esta percepción parece estar mediada por una baja confianza institucional y en las empresas del sector del agua, a pesar de que las tecnologías actuales garantizan tratamientos altamente eficaces, adaptados al uso previsto, y que cumplen con los estándares más exigentes de calidad, conforme a la normativa vigente. 

En el caso del agua regenerada, otros motivos que explican el rechazo ciudadano son la percepción de falta de higiene y riesgo para la salud (19%), el mal sabor (12%) y el llamado “factor asco” (8%), que, sin embargo, resulta menos relevante de lo que habitualmente se cree. Por su parte, en el caso del agua desalada, el mal sabor (25%), su elevado coste (11%) y el alto consumo energético del proceso de desalinización (10%) se mencionan con mayor frecuencia como motivos de rechazo.

 

Solo con una sociedad informada, sensibilizada y consciente del valor del agua será posible afrontar con éxito los desafíos que plantea su gestión en un contexto de adaptación al cambio climático

 

Superar estas barreras requiere generar confianza y legitimidad social, mediante estrategias específicas de comunicación, participación ciudadana y transparencia. Las campañas de sensibilización desempeñan un papel clave en la aceptación, pero su eficacia depende tanto del contenido como de la forma en que se comunican, así como de la credibilidad de los emisores. La exposición a casos visibles de éxito, como el uso en jardines públicos o instalaciones deportivas, y la participación directa en demostraciones prácticas, como visitas a plantas piloto, han demostrado ser eficaces para reducir la percepción de riesgo y mejorar la aceptación social. Singapur es uno de los casos más destacados. Para lograr la aceptación social se desarrolló una campaña intensiva de educación, se creó un centro de visitas y se optó por una estrategia de comunicación positiva, denominando “agua nueva” (NEWater) al agua regenerada para consumo humano.

De poco sirven los avances científicos y tecnológicos si la ciudadanía, como usuaria final del recurso, actúa desde el desconocimiento o la desconfianza. Solo con una sociedad informada, sensibilizada y consciente del valor del agua será posible afrontar con éxito los desafíos que plantea su gestión en un contexto de adaptación al cambio climático. 

 

qr

 

Newsletter

La información más relevante en tu correo.

Suscribirme

Último número