"Necesitamos de un nuevo ser humano, consumidor comprometido consciente de su impacto: el Homo circularis"

Entrevista a Luis Lehmann, autor del libro 'Cómo hacer clic hacia una nueva economía'
"Necesitamos de un nuevo ser humano, consumidor comprometido consciente de su impacto: el Homo circularis"
"Necesitamos de un nuevo ser humano, consumidor comprometido consciente de su impacto: el Homo circularis"
30-09-2021
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Entrevistamos a Luis Lehmann, autor de el libro Cómo hacer clic hacia una nueva economía llama a la necesidad de reflexión sobre la era pospandémica. Propone un innovador modelo de producción y consumo que equilibra las dimensiones económica, social y ambiental.

Luis Lehmann es licenciado en Ciencia Política. En constante aprendizaje, se dedica a la generación de contenidos, consultoría, docencia y promoción del desarrollo económico sostenible a partir de la economía circular. Vinculado hace más de una década a la gestión pública y el ambiente, desempeñó tareas en diversas posiciones ejecutivas interactivas con organismos internacionales, como BID, PNUD, GIZ, entre otros. Es autor del libro Economía circular, el cambio cultural (2019). Ahora vuelve con Cómo hacer clic hacia una nueva economía.

¿Qué has querido transmitir con este libro?

En estos momentos tan particulares que se nos plantean como humanidad, se da un marco global en el cual la necesidad y la oportunidad pueden ir de la mano. Intento transmitir que es posible un cambio, porque tenemos las herramientas -los recursos humanos, materiales, económicos, la tecnología y el conocimiento- para implementar nuevas soluciones para resolver los grandes problemas que tenemos por delante. En ese sentido, tenemos que hacer ese “clic” consciente para pasar de la alarma y la necesidad, al poder y la capacidad. Para ello, debemos proponernos una nueva economía como misión común. Desde mi punto de vista, la economía circular es el vehículo de esa nueva economía.

¿Qué es el Homo circularis?

Más allá de los cambios necesarios en la economía, necesitamos de un nuevo ser humano, al que denomino Homo circularis. Basado en las nuevas generaciones (las comúnmente llamadas Y y Z), es un consumidor comprometido, consciente del impacto sobre el ambiente y que ejerce su ciudadanía promoviendo e impulsando una sociedad altruista y colaborativa. Pero no es un sujeto pasivo: demanda empresas responsables y un Estado emprendedor, dinámico e inclusivo.

Destaco este “clic generacional”, ya que por primera vez en la evolución, desde el Homo ancestor, pasando por el Homo sapiens y el Homo economicus, por primera vez tenemos la oportunidad de que el cambio sea voluntario, desde la sensatez. Por ello, ese ser humano que pueda lograr los cambios, a partir de una (r)evolución consciente y circular, debe ser un Homo circularis.

Con la pandemia se dijo mucho lo de “saldremos mejores”, ahora con la revolución circular, vuelve a repetirse. Deberíamos, pero ¿lo haremos?

Estamos inmersos en un gigantesco proceso de cambio. Al estar dentro, no alcanzamos a tomar dimensión del mismo. No es un proceso lineal ni unidireccional. Si nos guiamos por reacciones de la comunidad internacional, como por ejemplo la “diplomacia de las vacunas”, probablemente no... Sin embargo, en el libro rescato un gran ejemplo de construcción colectiva con relevante impacto internacional como es el Pacto Verde Europeo. A pesar de que seguramente habrá dificultades de implementación, eleva el grado de la discusión.

El desafío es que los cambios tomen una dirección que sea beneficiosa para el conjunto de la humanidad.

Señalas al consumidor como protagonista del cambio, poner al ciudadano en el centro. ¿Consideras que debe ser quién debe dar el primer paso hacia la circularidad o que es la pieza clave para que las medidas se afiancen?

Sin dudas la sociedad es el actor principal. A partir de las nuevas generaciones, por razones económicas, tecnológicas, de cambio cultural e incluso biológicas, son las que están ejerciendo presión sobre los otros dos actores principales que son la empresa y el Estado. La primera es más flexible y adaptativa, la segunda más rígida y lenta. A pesar de esto, están habiendo grandes avances normativos, por lo que este proceso de institucionalización consolida la economía circular.

Oímos mucho hablar de la rentabilidad de la economía circular y de una economía no basada en esquilmar recursos. Si tan rentable es, ¿por qué hemos esperado hasta no tener más opción para implementarla?

Desde el punto de vista de la “vieja economía”, dos cuestiones. A pesar de su declinación, la economía lineal sigue siendo mayoritaria y tiene sus herramientas...en el libro la defino como una “economía zombie”. Muchas actividades siguen generando beneficios a pesar de sus impactos ambientales, y sus dueños en muchos casos no quieren desprenderse de esa rentabilidad. Por otro lado, en el libro hablo de la disociación cognitiva, eso de “a pesar de que sé que es riesgoso, a mí no me va a pasar nada”. Frente a esto, estas nuevas demandas de la sociedad que hablábamos antes, no solo reorientan el consumo, y por ende hace menos rentables esas actividades, sino que también impulsa nueva legislación que regula las acciones de esas empresas. En el libro también hablo de las primeras revoluciones industriales que para poder aumentar el beneficio y bajar los costos, basaron el desarrollo en la explotación del ambiente, produciendo externalidades negativas cuyas consecuencias hoy debemos reparar.

La circularidad ofrece nuevas alternativas laborales y abre campos de experiencia que no existían, pero por otro lado, alcanzar la circularidad va obligatoriamente de la mano del desarrollo tecnológico, que a su vez, amenaza los puestos de trabajo más tradicionales. ¿Saldrá positivo el balance?

No tengo la menor duda de que así será, lo reafirman precisos estudios internacionales. Aquí otro desafío, que es el de formar para estar preparados para esas nuevas alternativas laborales, que implican nuevas cualidades y habilidades.

¿Cuál es el papel del estado en este modelo de economía?

Es central. A partir de consolidar la dirección hacia la circularidad, debe producir legislación que genere reglas de juego claras. Por otro lado, tal como propone la economista italo-norteamericana Mariana Mazzucato, las políticas públicas deben tener características emprendedoras, dinámicas e inclusivas. Aquí es crucial que la inversión pública promueva el desarrollo privado pero que lo oriente a cumplir con su visión. Aquí de nuevo el ejemplo de la Unión Europea, que a partir de Plan Next Generation EU dirige esfuerzos hacia el modelo planteado de sostenibilidad de los procesos económicos.

En España tenemos un gran reto demográfico y un problema de despoblación del entorno rural. ¿Cómo ayudará la circularidad a enfrentarlo?

La economía circular, sin desconocer la globalización, promueve un desarrollo que tiene en cuenta lo local, ya que todo aquello que pueda hacerse más cerca, está en sintonía con el concepto del “poder del círculo interior”: cuanto más estrecho sea el círculo, más valiosa la estrategia.  Una producción de cercanía disminuye la logística, las emisiones, el tiempo de consumo, al tiempo que promueve la generación de empleos. Y aquí otro factor clave: desde mi punto de vista, y ante posturas que promueven el decrecimiento, la economía circular debe representar un modelo de crecimiento distribuido.

¿Cuál es tu ciudad circular favorita?

Siendo honesto, y a pesar de que hay muchos ejemplos de políticas sectoriales -destaco algunos casos en el libro-, hay pocos de economía circular con una visión holística. Ámsterdam, Bruselas y Copenhague están avanzando en esa dirección. Creo que tenemos mucho camino por recorrer en las ciudades iberoamericanas. Dado el alto grado de conocimiento de la cuestión urbana en la región, lo veo como una oportunidad para innovar en la gestión.

En el libro incluyes un pequeño cuestionario para saber si somos Homo circularis, ¿Más o menos en qué consiste? Danos alguna recomendación.

Este es un libro para los que creen que no podemos seguir haciendo lo mismo, sin esperar los mismos resultados. A modo de evaluación introspectiva, propongo una serie de reflexiones sobre nuestra acciones. Si concluyes que cambiar es posible, eres un Homo circularis y esta obra te impulsará a la acción.

El libro está disponible en las principales plataformas.

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