La Comisión Europea avala sin fisuras el modelo de Sogama en materia de gestión de residuos en Galicia
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El curso sobre gestión de los residuos urbanos que, a principios de julio, tuvo lugar en el Pazo Provincial de la Diputación de Pontevedra bajo la tutela de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) y la organización de Sogama, no solo se distinguió por haber abordado la gestión de nuestras basuras desde una dimensión ambiental, económica y social, sino también por el alto nivel de los ponentes que a lo largo de tres jornadas expusieron sus estudios y consideraciones al respecto, abordando, entre otros aspectos, el apartado normativo, el principio comunitario de las tres erres, los modelos de tratamiento de desechos existentes en la actualidad, el reciclaje, la valorización energética de la fracción resto y la comunicación y educación ambiental.
No obstante, entre las conferencias pronunciadas cabría destacar la de la Consultora de Investigación e Innovación CSIL Milano, una firma italiana que, bajo encargo de la Comisión Europea, elaboró un informe sobre las consecuencias de la actividad de Sogama en Galicia. Su portavoz, Emanuela Sirtori, describió de forma detallada el escenario imperante en Galicia en la década de los 90, cuando los residuos de la comunidad eran eliminados a través de vertedero, una situación que ella misma calificó de “insostenible” al ocasionar una fuerte contaminación del suelo y el aire. En este marco, argumentó que el nacimiento de Sogama supuso un punto de inflexión al definir un modelo “bien situado en el marco legal” y a través del cual se abordaría finalmente la gestión de toda la basura producida en Galicia.
Dado que a finales de los 90, tan solo la mitad de los concellos gallegos habían apostado por el modelo Sogama, la idea inicial del proyecto impulsado por la Xunta de Galicia fue modificada, reduciendo a la mitad la capacidad de valorización energética del complejo industrial de Cerceda: bajando de 1 millón de toneladas a 550.000.
Pero, curiosamente, un tiempo después, los ayuntamientos que se habían pronunciado en contra el modelo Sogama, fueron los primeros en cambiar de opinión, circunstancia que se tradujo en un incremento de la demanda de servicios prestados por esta empresa pública.
EL AMBIENTAL, PRINCIPAL BENEFICIO DE SOGAMA
Tras un análisis en profundidad de la historia de la Sociedade Galega do Medio Ambiente, Sirtori quiso destacar su principal beneficio: el ambiental, ejemplarizado en la firme apuesta por un sistema de gestión de residuos urbanos más adecuado que los vertederos, así como la producción de energía verde a partir de la fracción no reciclable, permitiendo sustituir a los combustibles convencionales.
La generación de puestos de trabajo ha sido otro de los factores que ha reforzado el cometido de la Sociedad al dar empleo directo a 500 personas e indirecto a igual número, destacando que “Cerceda es el municipio con la menor tasa de desempleo de Galicia”.
Reseñó igualmente la contribución de la empresa al reciclaje de envases, circunstancia que, más allá de sus ventajas ambientales, también reporta ventajas económicas para Sogama, toda vez que la empresa recibe de esta planta tres veces más ingresos que del resto de instalaciones.
Sin embargo, apuntó los principales problemas que, a su juicio, ponen en riesgo la sostenibilidad futura del sistema. Es el caso de la insuficiente capacidad de valorización energética, ya que, si bien la empresa recibe más de 800.000 toneladas de residuos anuales, la capacidad del complejo, limitada para tratar medio millón, obliga a depositar la fracción restante en vertedero, lo que para la entidad supone igualmente pérdidas económicas al no poder convertir esta basura en energía eléctrica. “Areosa es un vertedero legal, pero no deja de ser un vertedero, con los perjuicios que ello implica”, arguyó.
Reconoce que la deficiente separación de los desechos en Galicia por parte de la ciudadanía supone otro problema añadido, ya que tanto la bolsa amarilla (envases ligeros) como la negra (fracción resto), contienen una alta tasa de impropios, y “Sogama no puede separar los envases contenidos en la bolsa negra, lo que le lleva a perder recursos económicos”.
Respecto al canon aplicado por esta empresa pública, adujo que, en relación al resto de las plantas de valorización energética, se encuentra en la media, pero los costes de transporte en Galicia son mucho mayores. También la morosidad de los concellos, existente ya antes de la crisis, supone otro hándicap, con la particularidad de que la Sociedad no recibe subvenciones por parte de la Xunta.
UN PLAN REALISTA
No obstante, Emanuela Sirtori también es consciente de que la mayoría de estos problemas se recogen en el plan de gestión de residuos urbanos 2010-2020, que apuesta firmemente, entre otras medidas, por reducir la producción de desechos, pero también por incrementar el reciclaje y disminuir en gran medida el vertido, lo que se traducirá en crecimiento económico y empleo.