El apagón eléctrico reabre el debate sobre el papel de renovables y nuclear en la seguridad energética

Las renovables ya generan el 56 % del mix eléctrico en España, pero el reciente apagón y el calendario de cierre nuclear ponen sobre la mesa la importancia de la seguridad del suministro y la resiliencia del sistema
09-05-2025

El pasado 28 de abril, Portugal, Andorra, algunas zonas del sur de Francia y, especialmente, España sufrieron una desconexión eléctrica sin precedentes. De hecho, se trata del mayor apagón en la historia de nuestro país. Una situación que dejó al descubierto la necesidad de reforzar nuestras infraestructuras críticas.

Se sabe que en cuestión de segundos se produjo una pérdida súbita de 15 gigavatios, es decir, aproximadamente el 60% de la demanda eléctrica nacional en ese momento, provocando un colapso en la red eléctrica peninsular -las Islas Canarias y Baleares no se vieron afectadas-. Por el momento, se ha descartado que las energías renovables fueran la causa del incidente.

 

En cuestión de segundos se produjo una pérdida súbita de 15 gigavatios, es decir, aproximadamente el 60% de la demanda eléctrica nacional en ese momento.

 

Lo que está claro es que el reciente apagón eléctrico evidenció la interdependencia entre el suministro energético y servicios esenciales como, por ejemplo, el abastecimiento y tratamiento de agua. Las infraestructuras hídricas, como desaladoras, estaciones depuradoras y redes de distribución, dependen de una alimentación eléctrica continua para operar. Al mismo tiempo, el sector energético necesita este recurso para funcionar. Por todo ello, más allá del eterno debate sobre qué tipo de energía es más favorable, es importante entender el estado actual en el que se encuentran ambas energías en nuestro país y qué aportan al sistema energético español.

 

 

Situación de las energías renovables en España

España es uno de los países líderes en Europa en instalación y aprovechamiento de energías renovables. Gracias a las características climáticas de la región y a una regulación favorable, es posible desarrollar continuamente nuevos proyectos en energía solar y eólica. Según Red Eléctrica Española (REE), en 2024, las energías renovables ya generaron el 56% del mix eléctrico español, siendo la energía eólica la principal fuente, seguida por la solarStephane Romero, Country Manager en España y Francia de Otovo, destaca precisamente que nuestro país es “uno de los más desarrollados al respecto dentro de la Unión Europea”, aunque con margen de mejora. “Hay muchas oportunidades de desarrollo, con muchos techos que se podrían aprovechar tanto en viviendas como en la industria”, añade.

 

 

En este sentido, nuestro país ha desarrollado mecanismos para favorecer la inversión y el uso de estas energías. Un ejemplo son las subastas renovables, el autoconsumo y las comunidades energéticas, que permiten reducir la dependencia energética de otros países y mejorar la balanza comercial. No obstante, a pesar de este crecimiento sostenido, sigue siendo complicado hablar de un sistema eléctrico completamente basado en estas fuentes. El principal inconveniente lo vemos precisamente en las condiciones meteorológicas. No siempre llueve ni hace viento de la misma forma, generando un desajuste que obliga a disponer de infraestructuras de almacenamiento, actualmente en estado de desarrollo. 

 

“Es importante subir la capacidad de almacenamiento para evitar perder la producción realizada cuando no hay sol o viento”, afirma Romero al respecto. 

 

No obstante, el representante de Otovo habla de otro factor clave a la hora de garantizar un suministro eléctrico seguro y estable en un sistema que apuesta, cada vez más, por las renovables: el elemento educativo. “Existe una necesidad de pedagogía hacia los usuarios finales sobre los momentos óptimos para ocupar sus equipos eléctricos y adaptar mejor la oferta con la demanda”, afirman desde Otovo.

 

Energía nuclear: clave para lograr la transición energética

En el caso del parque nuclear español, actualmente hay cinco centrales aún en activo que albergan siete reactores en funcionamiento: Almaraz I y II, Ascó I y II, Cofrentes, Trillo y Vandellós II. A día de hoy, estas instalaciones son responsables de suministrar cerca del 20% de la electricidad total consumida en España y generan cerca de un tercio de toda la electricidad de nuestro país sin emisiones contaminantes (26,01%), según datos del Foro Nuclear.

 

 

Dado su importante peso en el mix eléctrico nacional, resulta difícil dejar de lado su participación en la transición energética. No en vano, se trata de la segunda fuente de generación por volumen solo por detrás de la eólica (23,9%). Y es que una de las principales fortalezas de la energía nuclear es su independencia respecto a las condiciones meteorológicas, lo que permite mantener durante todo el año una capacidad de suministro estable. Esta estabilidad permite una mayor seguridad del sistema eléctrico, especialmente en situaciones de mucha demanda o cuando los sistemas renovables no logran generar suficiente cantidad. Además, no emiten gases de efecto invernadero y, por tanto, se consideran libres de emisiones directas de CO2, contribuyendo así a los planes europeos de descarbonización. 

 

La energía nuclear no emite gases de efecto invernadero, por lo que se considera libre de emisiones directas de CO2.

 

A pesar de todo lo anterior, la hoja de ruta establecida por el Gobierno a través del PNIEC (Plan Nacional Integrado de Energía y Clima) es cerrar de forma progresiva todas las centrales nucleares antes del 2035. El objetivo es realizar una retirada escalonada y segura del parque nuclear, acompañada de un potenciamiento de las energías renovables.

 

La necesidad de un trabajo conjunto

El apagón eléctrico ha dejado al descubierto la vulnerabilidad estructural del sistema ante eventos inesperados. En este punto, parece que la idea de contar con un mix energético equilibrado puede resultar fundamental de cara a construir un modelo energético más estable, flexible y descarbonizado.

En resumen, asegurar el suministro eléctrico en un escenario de transición exige una combinación inteligente de fuentes limpias, planificación estratégica, almacenamiento avanzado y una red modernizada. El reto no es elegir entre tecnologías, sino aprovechar lo mejor de cada una para garantizar la resiliencia del sistema y avanzar de manera firme hacia los objetivos climáticos.

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