El Foro de la Economía del Agua reivindica la participación de los usuarios en la gobernanza del agua

La gestión del agua por unidad de cuencas es la más natural y la que mejor responde a los desafíos climáticos
El Foro de la Economía del Agua reivindica la participación de los usuarios en la gobernanza del agua
El Foro de la Economía del Agua reivindica la participación de los usuarios en la gobernanza del agua
18-06-2021

Los mecanismos de participación ciudadana tienen un papel fundamental para garantizar el derecho humano al agua y mejorar el acceso a este recurso, siempre que la toma de decisiones se mantenga claramente definida. Esta ha sido una de las principales conclusiones del III Conversatorio del Agua en Chile, organizado por el Foro de la Economía del Agua y en el que se ha abordado el papel de la administración pública y los usuarios en la gestión del agua.

Un aspecto importante en que los ponentes del Conversatorio se mostraron de acuerdo ha sido la utilidad de la gestión del agua por unidad de cuencas como la que mejor responde a los desafíos climáticos y “la que mejor se adapta a la realidad”, tal como recalcó Estanislao Arana, director jurídico del Foro de la Economía del Agua.

Tradicionalmente, la implicación ciudadana ha tenido un papel fundamental en la gestión del agua, que ahora se ha visto reforzada por el aspecto medioambiental del recurso. Estanislao Arana,, ha destacado que la gestión del agua ha contado siempre con una gran tradición participativa: “las confederaciones hidrográficas nacieron hace casi un siglo como órganos separados del Estado, y defendían o conciliaban intereses en torno al agua. Su participación en la gestión del agua cuenta con una amplia experiencia y bagaje histórico que no debemos perder, pero sí plantearnos cómo mejorar”.

“La información, la transparencia y la participación son parámetros esenciales que deben inspirar la gestión del agua, tal y como se desprende de los ODS de Naciones Unidas”, explica Arana. Y precisamente para garantizar el derecho al agua, el jurista destaca que esta participación ciudadana debe circunscribirse a la faceta que le corresponde: “la ciudadanía tiene derecho a ser escuchada y a recibir una respuesta razonada a sus demandas, pero la toma de decisiones corresponde a los políticos elegidos por sufragio, que a su vez deben rendir cuentas de su gestión”.

“Nos encontramos en una democracia representativa, no en una democracia directa, y no debemos caer en una interpretación errónea, demagógica o interesada de este planteamiento, ya que podría perjudicar seriamente a servicios públicos tan esenciales la gestión del agua”, añade el experto.

La implicación histórica de los usuarios del agua

Tanto en España como en Chile, los usuarios del agua han tenido una implicación histórica fundamental en la gestión del agua. Tal y como explica Antonio Fanlo, catedrático de Derecho Administrativo de la Universidad de La Rioja, “desde los primeros ordenamientos de aguas, la participación de los usuarios (comunidades de regantes, cuencas, confederaciones hidrográficas…) han tenido una gran importancia y han descargado de trabajo burocrático a las administraciones públicas, demostrando el éxito de la colaboración entre el Estado y los usuarios del agua”.

El catedrático reivindica asimismo la importancia de que esta participación de los usuarios sea informada y comprometida, para que “quienes marquen el discurso de la administración pública tengan en cuenta las necesidades reales de la gestión del agua y no se queden en un discurso medioambiental poco riguroso”.

En esta misma línea, Vanessa Casado, profesora asociada de la Facultad de Derecho de Texas A&M, apunta la importancia de “generar una estructura institucional que permita que el derecho al agua sea proactivo y no reactivo. Es muy importante cómo se formule este derecho en la práctica, para que no sea un arma sino un instrumento de desarrollo”.

La experta apuntó también la importancia crucial de la planificación, clave para gestionar la el agua de forma sostenible y con proyección de futuro. “La planificación es esencial. Si no sabemos cuánta agua tenemos ni quien la está utilizando, no podemos tomar decisiones. Cualquiera que sea el modelo de gestión que se escoja, sin un buen registro no funcionará correctamente”, afirmó.

Las Organizaciones de Usuarios del Agua en Chile

En el caso de Chile, la colaboración usuarios-administración también tiene un amplio recorrido, con las Organizaciones de Usuarios del Agua como una de las piedras angulares de este apoyo mutuo. Fernando Peralta, presidente de la Confederación de Canalistas de Chile, apunta que “las Organizaciones de Usuarios del Agua en Chile han tenido grandes mejoras de la gestión del agua a través de inversiones públicas y privadas en los últimos años”.

Respecto al futuro de las OUA, plantea que “el agua debe ser un bien nacional de uso público y debe considerarse el derecho humano al agua. La gestión hídrica debe realizarse a nivel de cuencas y es una tarea público-privada. La participación ciudadana debe incorporarse en este modelo de una manera dialogada, integrando adecuadamente a los usuarios con derechos de uso”.

El acceso universal al agua en zonas rurales, una cuestión “de absoluta urgencia”

En gestión del agua, uno de los problemas a los que se enfrenta Chile es la carencia de suministro en las zonas rurales más dispersas, una cuestión de “absoluta urgencia”, como afirma Fernando Peralta.

Rocío Espinoza, directora de la Fundación Amulén, apunta que la falta de acceso del agua afecta a cuatro grandes áreas: sanitaria, económica, educacional y de género. El 47,2% de la población rural de Chile no cuenta con abastecimiento formal de agua potable, y esta variable se relaciona directamente con los índices de pobreza.

Como parte de la solución, Jessica López, presidenta ejecutiva de ANDESS (Asociación de Empresas de Servicios Sanitarios) ha destacado “la mejora de la calidad de las infraestructuras actuales y la creación de instalaciones resilientes, especialmente en las zonas rurales”. Añadió que otro de los grandes desafíos de las zonas rurales es la mejora del saneamiento de las aguas servidas, ya que solo asciende al 2% en esas zonas, mientras que en las zonas urbanas se sitúa en el 99.85%.

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