Países mediterráneos comparten planes de recuperación en el sector del agua para hacer frente al COVID-19

La Unión por el Mediterráneo (UpM) y el Instituto Mediterráneo del Agua (IME) se han reunido con expertos de diferentes países para compartir su respuesta ante la emergencia hídrica
Países mediterráneos comparten planes de recuperación en el sector del agua para hacer frente al COVID-19
Países mediterráneos comparten planes de recuperación en el sector del agua para hacer frente al COVID-19

La pandemia del  COVID-19 está planteando algunas cuestiones a nivel mundial en torno al sector del abastecimiento de agua y de saneamiento, y especialmente en algunas zonas de la región euromediterránea, donde la presión debido a la escasez de agua provocada por la crisis climática es mayor. Junto con el Instituto Mediterráneo del Agua (IME), la Unión por el Mediterráneo (UpM) ha organizado una serie de reuniones virtuales sobre los efectos del COVID-19 en la gestión del agua y el saneamiento. En las reuniones han participado expertos de Argelia, Chipre, Egipto, España, Francia, Jordania, el Líbano, Malta, Marruecos, Palestina, Túnez y Turquía, que han intercambiado, junto con una serie de buenas prácticas y lecciones aprendidas, los planes de emergencia desarrollados por los operadores de agua y servicios públicos para hacer frente a la crisis en sus respectivos países.  

Primero, la fase de respuesta ante la emergencia. El COVID-19 está ejerciendo más presión sobre el suministro de agua. Desde la cuarentena, Jordania y Turquía se han visto afectadas por la escasez de agua, mientras que otros países han redirigido el agua de riego al  uso doméstico. El acceso al agua es crucial en la lucha contra esta pandemia, por lo que todos los participantes han intercambiado sus medidas para hacer frente de manera efectiva a la escasez de agua.

Ante las preocupaciones planteadas por los participantes en torno al descubrimiento de rastros de COVID-19 en algunas plantas de tratamiento de aguas residuales, la UpM está trabajando con el Centro Común de Investigación (CCI) y el servicio de ciencia y conocimiento de la Comisión Europea para garantizar una respuesta científica. La UpM y el CCI organizarán un seminario web en el que se mostrarán directrices y herramientas para mantener la seguridad de esas infraestructuras y sus servicios, especialmente para los países que utilizan aguas residuales tratadas para sus actividades agrícolas.

Segundo, la fase de recuperación. El agua -incluidas las aguas costeras- es un componente clave para la agricultura, la industria, la producción energética, el transporte y el turismo. Hoy en día, 3 de cada 4 empleos dependen del agua. Dada la importancia de dicho sector en la región, la UpM lanzará un estudio sobre el impacto del COVID-19 en el sector y apoyará la aplicación efectiva de las estrategias de recuperación proporcionando una plataforma para el diálogo político y el intercambio y promoción de proyectos que han dado buenos resultados en determinados países. La UpM, junto con su red de socios y expertos, apoyará la aplicación de políticas y planes de acción nacionales, comenzando con dos o tres países piloto en las regiones del Magreb, el Máshrek y los Balcanes.

El Secretario General de la UpM, Nasser Kamel, ha destacado que "la gestión del agua ha de estar en el centro de cualquier plan de recuperación y desarrollo que aborde las consecuencias de la pandemia en la región. Esta crisis es un recordatorio más de que el agua es un sector vital y debemos velar por una gestión financiera y técnica sostenible y capaz”. Y ha añadido: “las secuelas del COVID-19 exigirán, además, que nuestra región cambie su enfoque hacia unas pautas de producción y consumo más sostenibles".

La respuesta para la recuperación se incluirá en el programa regional sobre el agua de la UpM, elaborado y aplicado desde 2017 para ayudar a alcanzar el objetivo de desarrollo sostenible de 2030 "garantizar el acceso al agua y el saneamiento para todos", en la zona euromediterránea. Esta Agenda del Agua regional tiene como objetivo asegurar que todos y cada uno de los países euromediterráneos reciban las recomendaciones técnicas, administrativas y financieras necesarias para ayudar a lograr la seguridad hídrica para su población y sus actividades económicas, teniendo en cuenta su impacto en la agricultura, el empleo, la higiene y el cambio climático.

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