Cada año se utilizan en el mundo 140 billones de Tetra Packs, siendo uno de los envases con mayor presencia en el ámbito familiar, ya que proporcionan seguridad alimentaria, son ligeros y fáciles de almacenar, circunstancia que les atribuye grandes ventajas logísticas para su transporte, resistentes a los golpes plegables una vez utilizados, ocupan poco espacio en el contenedor amarillo y en la bolsa de basura, y su huella de carbono es muy pequeña, ya que están fabricados en su mayor parte con materia prima renovable. De hecho, más de 100 millones de litros de bebidas se envasan a diario en Europa en este tipo de soportes. Habitualmente rectangulares, en los últimos 20 años su peso se ha visto reducido en un 20 por ciento.
Estos envases están formados por tres materiales: cartón (en un 75 por ciento), que le da rigidez; plástico (en un 20 por ciento), que le otorga estanqueidad, y aluminio (5 por ciento), cuya función es preservar los alimentos de la luz y el oxígeno.
Los briks representan el 4 por ciento del total de residuos de envases domésticos que se generan en España anualmente. Son perfectamente reciclables, pero para ello deben ser depositados en los contenedores amarillos de recogida selectiva. De no ser así, pueden llegar a tardar un promedio de 35 años en degradarse.
Según los expertos, se barajan dos opciones de aprovechamiento:
Aunque en Europa el repulpado es el sistema tradicionalmente empleado, al parecer en los países asiáticos se prefiere el triturado. Recuperar briks supone un ahorro importante de energía y materias primas: por cada 1.000 kilos reciclados, se obtienen 750 kilos de papel Kraft, y con el reciclaje de 2 toneladas, se ahorra el equivalente a 1 tonelada de petróleo. Además, reciclar un solo envase de brik permite un ahorro energético equivalente al consumo de una bombilla durante hora y media.
Fomento de envases y embalajes sostenibles
En España, el Senado aprobó por unanimidad una moción en la que insta al Gobierno a crear un Grupo de Trabajo, en el seno del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, para el fomento de embalajes sostenibles en la distribución comercial. Con esta iniciativa, nuestro país se posiciona como pionero en el ámbito de la prevención de residuos, a lo que habría que añadir, tal y como se recoge en la Ley 22/2011 de Residuos y Suelos Contaminados, la desaparición de las bolsas plásticas de un solo uso en el año 2018, excepto las destinadas a albergar carnes y pescados. Con tal fin se ha previsto un calendario de actuaciones que se pondrá en marcha a principios del 2015, estableciendo la necesidad de que el 70 por ciento de las bolsas plásticas colocadas en el mercado sean biodegradables. Además, a partir del 1 de enero, los supermercados y superficies comerciales quedan obligados a incluir en las no biodegradables un mensaje alusivo a los efectos negativos que éstas provocan en el medio ambiente.
El problema no es menor. Se consume un millón de bolsas plásticas por minuto en todo el mundo, precisándose para su fabricación entre 60 y 100 millones de barriles de petróleo; un precio insostenible para el que se debe contar con alternativas ecológicas y eficientes desde el punto de vista energético. Dado que los envases y embalajes son un elemento imprescindible en la cadena de distribución de cualquier producto, la elección y preferencia de materiales sostenibles constituye una medida imprescindible para la mejora del entorno y la lucha contra el cambio climático.
Foto: Tetra Pack
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