Entrevista

"La economía circular es clave para mejorar la competitividad"

Entrevista a Emmanuel Chaponniere, jefe de división de economía circular y desarrollo sostenible en el Banco Europeo de Inversiones (BEI)
Autor/es
Nuria Suárez
30-06-2025
Publicado en

El Banco Europeo de Inversiones (BEI) se ha convertido en uno de los grandes impulsores de la transición verde en Europa, canalizando financiación hacia sectores clave de la economía en línea con los objetivos de sostenibilidad de la Unión Europea. En este escenario, la economía circular ha adquirido un papel protagonista, no solo por sus beneficios para el medioambiente y la sostenibilidad, sino como motor de innovación, eficiencia y autonomía estratégica. Conversamos con Emmanuel Chaponniere, Jefe de la División de Economía Circular y Desarrollo Sostenible del BEI, para abordar cómo la entidad está acelerando esta transición, qué barreras persisten en su avance y qué sectores e instrumentos serán determinantes en los próximos años.

 
La economía circular se ha consolidado como prioridad dentro del modelo de desarrollo sostenible europeo. ¿Cómo valora el BEI su evolución en Europa durante la última década y cuál ha sido el papel de la entidad en la consolidación de este nuevo paradigma?

La circularidad nos acompaña desde hace ya un tiempo. El primer Plan de Acción europeo para la Economía Circular se publicó en 2015 y se actualizó en 2020, en el marco del Pacto Verde Europeo. Desde entonces, se han aprobado algunas normativas muy importantes para su desarrollo como el derecho a reparar, el reglamento de diseño ecológico, la normativa sobre envases y residuos de envases o la Directiva Marco de Residuos.

La Comisión está avanzando decididamente hacia una economía cada vez más circular y promoviendo la creación de mercados que la posibiliten.

Como brazo financiero de la Unión Europea, el Banco Europeo de Inversiones (BEI) financia proyectos y moviliza inversiones públicas y privadas para apoyar la legislación y las políticas públicas de la UE. Asimismo, hemos dado pasos adicionales en el ámbito de la coordinación y de la colaboración, que son clave para el desarrollo de la economía circular —lo que ha sido especialmente visible en el reciente Foro de Economía Circular. 

Esto se debe a que el avance de la economía circular exige la participación conjunta de múltiples actores y la integración de complejas cadenas de valor. En este sentido, la colaboración y la coordinación resultan esenciales. A modo de ejemplo, el BEI participa activamente en la Iniciativa Conjunta sobre Economía Circular, en la que también están presentes los principales bancos nacionales de promoción de la Unión Europea (Bpifrance, ICO, BGK, KfW, entre otros).

Asimismo, se han hecho esfuerzos para coordinar y fomentar el diálogo entre los distintos actores dentro y fuera de Europa, y en este sentido, el BEI lidera el grupo de Bancos Multilaterales de Desarrollo en economía circular. También publicamos, en la COP de 2024 en Bakú, el informe Circular Economy in Motion, con casos prácticos que ilustran su aplicación real.

No obstante, debemos continuar fortaleciendo la sensibilización y la coordinación entre los actores financieros para lograr un entendimiento común de la circularidad y así facilitar su integración efectiva en las decisiones de inversión. 

 
Buscando posicionarse como catalizador de inversiones verdes, ¿qué volumen estimado de inversión destina el BEI a iniciativas circulares y qué indicadores emplean para medir su posterior impacto? ¿Cuál ha sido la evolución en los últimos tiempos?

La inversión en economía circular está creciendo. Entre 2020 y 2024, financiamos aproximadamente 5.000 millones de euros en unos 153 proyectos de economía circular, siendo 2024 el año con mayor volumen, con unos 1.500 millones de euros.

Estas cifras se elaboran siguiendo una metodología muy rigurosa, ya que aplicamos la taxonomía de la UE sobre objetivos sostenibles. Esto significa que solo se contabilizan proyectos que cumplen criterios técnicos específicos vinculados a la economía circular. Si bien existen otras métricas más amplias que incluyen componentes “verdes” o “azules”, nuestras cifras se refieren exclusivamente a economía circular según esa definición estricta. Los volúmenes de inversión han aumentado, pero sin duda podemos hacer más. Hay margen de mejora.

En cuanto al impacto, contamos con indicadores marco por sectores, pero seguimos trabajando en cómo medir mejor el impacto en términos de circularidad, especialmente porque no es un sector en sí, sino un enfoque transversal. Medimos aspectos como tasas de reciclaje, eficiencia en el uso de los recursos, etc., pero aún estamos mejorando esos indicadores.

 

Como brazo financiero de la Unión Europea, el Banco Europeo de Inversiones (BEI) financia proyectos y moviliza inversiones públicas y privadas para apoyar la legislación y las políticas públicas de la UE

 

En un escenario internacional marcado por crecientes tensiones geopolíticas, ¿teme el BEI que este contexto pueda frenar la inversión en economía circular en Europa? ¿Qué estrategias contemplan para garantizar la continuidad del apoyo financiero en materia de circularidad

En absoluto. La economía circular es, ante todo, una cuestión económica. Aunque a menudo se percibe principalmente por sus beneficios ambientales, en realidad es una estrategia clave para mejorar la competitividad de los modelos de negocio y fortalecer, o hacer más eficientes, las cadenas de suministro. En el caso de la UE, cuyo acceso a materias primas es limitado, estas cadenas son especialmente vulnerables. Por ello, independientemente de la atención que reciban otros sectores, el impulso hacia soluciones de economía circular sigue siendo firme.

La competitividad sigue siendo una de las prioridades, así que no me preocupa que vaya a haber menos proyectos en este ámbito; al contrario, esperamos que aumenten. Además, el Pacto Industrial Verde de la UE y el objetivo de la UE de convertirse en líder mundial en economía circular para 2030 envían señales claras y contundentes en esa dirección. Es esencial desarrollar los mercados y asegurarnos de que los de materias primas secundarias, en particular, sean accesibles para la inversión circular. En este sentido, el contexto geopolítico actual, en mi opinión, refuerza aún más la necesidad y el foco en la economía circular. 

 

Debemos continuar fortaleciendo la sensibilización y la coordinación entre los actores financieros para lograr un entendimiento común de la circularidad y así facilitar su integración efectiva en las decisiones de inversión

 

BEI

 
El desarrollo de la economía circular no avanza al mismo ritmo en todos los países europeos. ¿Cuáles son los países más avanzados en financiación de proyectos de economía circular y qué factores explican su liderazgo frente a otros Estados miembros?

La economía circular, de nuevo, no constituye un sector en sí, sino un enfoque transversal que implica la reorganización de los sistemas económicos. Esto supone, ante todo, repensar cómo reestructurar la economía y cómo preparar adecuadamente el mercado. Para impulsar verdaderamente la economía circular, es fundamental contar con señales de mercado claras y con un marco legislativo adecuado.

En la UE, la mayoría de los países que han adoptado un plan de acción en economía circular ya han elaborado estrategias nacionales en esta materia. Sin embargo, disponer de un plan o una estrategia no es el punto de llegada, sino el punto de partida. A partir de ahí, es necesario traducir esas directrices en medidas concretas: cómo vas a impulsar tus proyectos, cómo vas a invertir y cómo vas a desarrollar un ecosistema circular sólido.

Una vez se da ese primer paso normativo, es fundamental que el ecosistema comience a consolidarse, ya que la economía circular está estrechamente vinculada a la innovación. Esto implica generar alianzas entre el sector público y privado que permitan sostener y escalar esa innovación. Es también una cuestión de tiempo: los países que comenzaron antes han tenido más oportunidad de madurar sus ecosistemas, que hoy se traducen en volúmenes de inversión más significativos. A partir de ahí, se genera un ciclo de retroalimentación que permite evaluar si la legislación es adecuada, si requiere ajustes, y cómo seguir fortaleciendo el modelo. Es precisamente en ese proceso donde empiezan a hacerse visibles las diferencias entre países. 

Pero, sin duda, existe un impulso generalizado hacia la economía circular. De hecho, la circularidad no es exclusiva de los países más desarrollados o con economías más maduras. Todos los países pueden beneficiarse de ella e incluso avanzar más rápido gracias a este modelo. Países de América Latina o África están apostando con fuerza por la economía circular. En muchos casos, debido a restricciones en el acceso a materias primas o a financiación, algunos negocios adoptan enfoques circulares casi de forma natural, porque es la opción más eficiente y adaptativa a sus circunstancias.

 

El contexto geopolítico actual, en mi opinión, refuerza aún más la necesidad y el foco en la economía circular

 

El Informe de inversiones del BEI 2024/2025 pone de relieve la urgencia de acelerar la transición verde en Europa. ¿Qué instrumentos financieros pone a disposición el BEI para apoyar este tipo de iniciativas?, ¿podría mencionar algunos ejemplos concretos de proyectos que hayan recibido este respaldo, tanto en España como en el resto de países?

La prioridad número uno del BEI ha sido y sigue siendo consolidarnos como Banco del Clima. Por ejemplo, 6 de cada 10 euros invertidos en España en 2024 están contribuyendo a la transición medioambiental, con un récord de más de 7.200 millones de euros de inversión en este ámbito.

La transición verde abarca más que la economía circular, y exige movilizar toda la gama de herramientas financieras del BEI. La economía circular demanda innovación y también inversiones públicas relevantes, especialmente en gestión de residuos, clave para la recuperación de materiales. Aunque hay ejemplos de grandes compras públicas y corporativas, muchos proyectos circulares dependen de pequeñas inversiones en pymes. Por eso, es esencial contar con mecanismos eficaces, como la financiación intermediada a través del Fondo Europeo de Inversiones (FEI), que permite llegar a estos actores y facilitar su acceso a los recursos necesarios para impulsar la circularidad.

Todas las herramientas financieras necesarias ya existen y están disponibles. Lo fundamental ahora es reforzar la sensibilización, seguir impulsando la agenda de la economía circular y ofrecer asesoramiento que permita desarrollar mercados sólidos y sostenibles.

Debemos aumentar nuestra capacidad de alcance, especialmente a través de financiación intermediada, colaborando con bancos nacionales y comerciales para crear “ventanas” específicas de economía circular. Esto permitiría que estos bancos comprendan mejor los riesgos asociados y cuenten con criterios de elegibilidad claros, facilitando así la canalización de recursos hacia los verdaderos actores del cambio, que en su mayoría son pymes. El FEI también está trabajando en esta línea.

En España, por ejemplo, hemos firmado varios proyectos, especialmente en gestión de residuos. Entre ellos, destaca la planta de electrólisis para generar cobre verde que Cunext desarrolla en Córdoba, centrada en el refinado de cobre. También hemos financiado el reciclaje de plásticos procedentes del sector de automoción de Otua en el País Vasco o la fabricación de sistemas de envasado alimentario de Packbenefit entre otros proyectos. El año pasado se aprobaron unos diez proyectos en España que aportan una contribución sustancial a la economía circular. Además, seguimos evaluando nuevos proyectos en este ámbito, así que claramente la dinámica está ganando fuerza.

Todo esto sigue siendo objeto de reflexión, en estrecha coordinación con la Comisión Europea especialmente con vistas a la aprobación de la Circular Economy Act prevista para 2026.

 

Los volúmenes de inversión han aumentado, pero sin duda podemos hacer más. Hay margen de mejora

 

El informe también subraya la necesidad de fomentar un entorno empresarial que favorezca la innovación y el crecimiento de empresas jóvenes. ¿Cómo valoran las condiciones actuales para el emprendimiento circular en Europa y qué medidas impulsan para evitar que las empresas acudan a otros mercados?

En este caso, creo que ya existe un ecosistema bastante dinámico en torno a la economía circular. Un ámbito en el que el FEI ha sido particularmente eficiente es en abordar el llamado “segundo valle de la muerte” que enfrentan muchas empresas innovadoras: tras superar las dificultades iniciales para obtener financiación en sus primeras etapas de desarrollo, se encuentran con un nuevo reto al escalar.

Para paliar esta carencia, el FEI está invirtiendo en el capital de startups y scaleups, por ejemplo con instrumentos como la European Tech Champions Initiative, un fondo de fondos diseñado para ofrecer financiación de mayor volumen y evitar que las empresas tengan que buscar capital en otras geografías donde ya existen estos fondos. Esta iniciativa busca complementar las distintas herramientas financieras disponibles y crear las condiciones necesarias para cubrir las lagunas a lo largo del ciclo de vida de las empresas y que las empresas puedan crecer y consolidarse en Europa.

 

Pese al respaldo político y financiero de los últimos años, los proyectos circulares siguen enfrentando desafíos significativos. Desde el punto de vista de la financiación, ¿cuáles identifica el BEI como las principales barreras que dificultan el avance de la economía circular en Europa?

Es necesario trabajar en la sensibilización y el desarrollo del mercado. Desde el BEI trabajamos a través de nuestra rama de asesoría y las actividades de divulgación. Esto implica dialogar con distintas confederaciones y sectores empresariales para mostrar lo que hacemos, explicar cómo trabajamos y así atraer nuevas oportunidades en el ámbito de la economía circular. 

 

La transición verde abarca más que la economía circular, y exige movilizar toda la gama de herramientas financieras del BEI. La economía circular demanda innovación y también inversiones públicas relevantes especialmente en gestión de residuos, clave para la recuperación de materiales

 

Con la vista puesta en los próximos años, resulta clave identificar sectores, tecnologías y ámbitos de acción que concentrarán la mayor capacidad de desarrollo. ¿Qué sectores se perfilan como más prometedores para nuevos proyectos circulares financiados por el BEI?

Actualmente, basándonos en nuestra cartera de proyectos y en un análisis retrospectivo, gran parte de la financiación se concentra en la transformación industrial, especialmente en la mejora e innovación en la recuperación de materiales. También la bioeconomía representa un ámbito con muchas oportunidades circulares, junto con la gestión de residuos, que continúa siendo un área clave.

De cara al futuro, muchos sectores aún tienen un amplio margen de desarrollo. El sector de la construcción, por ejemplo, genera el mayor volumen de residuos y ofrece importantes oportunidades que deberíamos aprovechar. El sector textil, aunque complejo, también presenta un gran potencial. Dado el contexto geopolítico actual, la recuperación de materiales críticos cobra una relevancia estratégica, y es necesario reforzar nuestro impacto en ese ámbito. Asimismo, resulta esencial fomentar la transición de los modelos de negocio lineales hacia esquemas circulares, acompañando a las empresas en ese proceso de transformación.

Existe margen de mejora en todos los sectores A medida que la Unión Europea avance en el desarrollo de su marco normativo, podremos identificar con mayor precisión cuáles son los entornos más favorables para la inversión y así potenciar el impulso en los distintos sectores. 

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