Vertido o incineración, destino del 90% de los residuos textiles generados en Cataluña

Un nuevo estudio del ICTA-UAB señala que, si bien la amplia mayoría de residuos textiles va a parar a vertedero o incineración, aquella que sí se recoge de manera separada es reciclada o reutilizada en su mayoría

El 90% de los residuos textiles municipales que se generan en Cataluña va a parar a vertederos o plantas incineradoras, según un estudio del ICTA-UAB, que pone de manifiesto que sólo el 10% de los residuos textiles son reciclados de forma separada. En el caso de Cataluña, este porcentaje supuso la gestión de 18.630 toneladas de ropa y otros materiales textiles en 2020.

Un informe, llevado a cabo por las investigadoras Gemma Morell, Laura Talens y Susana Toboso, aporta luz sobre las actuales prácticas de gestión de los residuos textiles, tanto por parte de la ciudadanía como de las entidades gestoras autorizadas, y cuantifica su impacto ambiental.

Los resultados muestran que, del 10% que sí se recoge de forma separada a través de los contenedores especializados ubicados en la calle, los puntos limpios o la recogida puerta a puerta, el 80% es reciclado o reutilizado mayoritariamente a través de su venta en tiendas de segunda mano, mercadillos u otras industrias. La mitad se comercializa en Cataluña y España, mientras que la mitad restante es exportada a países de Asia, África y Europa. “Pakistán es el principal destino de la ropa, seguido de Emiratos Árabes Unidos, Suiza y Camerún. Sólo Pakistán importó durante el año 2020 3.500 toneladas de ropa usada procedente de Cataluña” indica Gemma Morell, investigadora del ICTA-UAB y primera autora del estudio.

 

Las autoras destacan que el hecho de que el 50% de la ropa apta para reutilizar y reciclar se exporte a países de renta media o baja, donde se desconoce su finalidad, evidencia que “estamos moviendo el problema hacia otros lugares sin generar una solución sostenible”, señala Morell.

 

El estudio analiza el comportamiento de la ciudadanía en lo que respecta a la separación de los residuos textiles. La ciudadanía asocia estos contenedores a fines caritativos y cree que son sólo para ropa en buen estado, por lo que lleva la ropa que considera en peores condiciones en su punto verde o, sobre todo, la tira al contenedor gris. Los ciudadanos desconocen que toda la ropa depositada tanto en contenedores especializados como en el punto limpio va a parar al mismo lugar, las empresas gestoras autorizadas y que, probablemente tanto la ropa en mejor estado como la que está en peores condiciones se podrá aprovechar. “Es verdad que una camiseta de algodón agujereada no se venderá en una tienda de segunda mano, es decir, no se reutilizará. Pero con esta camiseta quizás se puede hacer hilo reciclado para tejer una nueva prenda, es decir, se recicla. Y esto es mejor que tirar la camiseta vieja en el contenedor gris, y que acabe directamente quemada o en un vertedero”, aclara.

 

Impacto ambiental

En cuanto al impacto ambiental del residuo textil, la investigación muestra que la recogida selectiva emite un 40% menos de CO 2 eq que la recogida no separada (con destino directo a vertederos e incineradoras). La huella de carbono generada por una tonelada de ropa gestionada mediante recogida no selectiva es de 353 kg de CO 2 eq, una cifra muy superior a los 207 kg de CO 2 eq generados por una tonelada de ropa recogida de forma selectiva.

“La opción de tirar la ropa en los contenedores pertinentes es la más sostenible. Si tenemos en cuenta que, en Cataluña, cada persona consume una media de 22 kg de ropa al año, es importante tener muy presente que, incluso en un escenario ideal utilizando sólo la recogida selectiva, deshacernos de ésta ropa tiene el mismo impacto ambiental, por persona, que viajar 7 veces en avión de Barcelona a Nueva York en clase turista”, explica.

Por eso, recuerdan la necesidad de reducir la producción y el consumo masivo de ropa, y de fomentar el ecodiseño haciendo prendas duraderas de calidad, priorizando el uso de un único material y de material reciclado de la propia industria textil. Además, es necesario impulsar el mercado de segunda mano y potenciar la reparación de las prendas para alargar su vida útil. 

 

“En el momento en que sea necesario deshacerse de la prenda, lo primero es reutilizarla o, si no se puede, entonces sí, reciclarla, pero siempre mediante procesos que se hagan localmente”, incide Morell

 

Asimismo, recuerdan que está previsto para el próximo año la entrada en vigor de una nueva normativa europea que obligará a la recogida separada del textil en los municipios. Esto obligará a las instituciones a facilitar su recogida separada ya mejorar la ahora limitada capacidad de gestión de las empresas autorizadas.

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