¿Cómo regenerar los suelos de cultivo y forestales tras un incendio?

La importancia de los microorganismos rizosféricos en el suelo
19-12-2022

Tras unos meses de verano con intensas olas de calor en los que España ha estado en riesgo extremo de incendios en casi todo su territorio, la bajada de las temperaturas ayuda a poder regenerar el suelo.

La sequía también ha sido un factor clave para que nuestro país se situara en ese riesgo extremo, y es que 2022 ha sido el tercero más seco del siglo XXI y el cuarto de la historia desde que existen registros.

Desde el mes de enero los incendios forestales en España han arrasado más de 309.000 hectáreas según estima el Sistema de Información Europeo de Incendios Forestales (EFFIS), aunque el Ministerio de Transición Ecológica rebaja la cifra hasta las 265.000 ha.

Sea como fuere, este 2022 es el peor de los últimos 15 años en España. En el mes de agosto se multiplicaba por cuatro la media de los últimos años con la mayor superficie quemada. Desgraciadamente 2022 ha desbancado a 2012 como el año con el récord de más hectáreas arrasadas por incendios, año en el que se superaron las 189.000 hectáreas calcinadas.

El fuego arrasa con todo lo que encuentra a su paso, deja un paisaje desolador, y el suelo puede quedar dañado de forma irreversible. Sin un suelo próspero, se hace imposible restablecer la vida.

Por ello, tras sofocar un incendio, la prioridad debe ser salvar el suelo y poner en marcha una serie de acciones para evitar que se produzca una excesiva erosión y así posibilitar el nacimiento de una nueva vegetación.

Evidentemente cualquier tipo de suelo, ya sea forestal o de cultivo, necesita que pase un tiempo necesario para recuperar su composición original tras un incendio. 

 

La importancia de los microorganismos rizosféricos en el suelo

Para regenerar el suelo y acelerar que vuelva a estar sano, lo primero es hacer un diagnóstico del suelo quemado, dado que un mismo incendio puede afectar de diferente manera cada zona, ya que depende de aspectos como la orografía del terreno, la tipología vegetal o la densidad.

El suelo está vivo, alberga miles de especies de microorganismos de todo tipo y forma, y aunque muchos piensan que lo mejor es no intervenir en la recuperación de las áreas devastadas, que hay que dejar que la naturaleza se encargue de su recuperación, la tendencia general es la de plantear distintas iniciativas. Sin duda lo más acertado.

Las cenizas tienen un papel fundamental para la recuperación del ecosistema. Es muy importante proteger esa capa de cenizas que se ha formado porque será la mejor base para regenerar el suelo.

La naturaleza de las cenizas variará según la vegetación originaria y la temperatura que alcanzara el fuego, y por ello tendrá diferente color, composición mineral, medida, grosor o repelencia al agua, entre otros factores.

Es primordial limpiar el terreno de madera y restos quemados y asimismo, mantener y proteger aquellos árboles o plantas que hayan sobrevivido.

Para alcanzar los niveles previos al incendio, no solo es necesario un aporte continuo de restos vegetales, también desarrollar una actividad microbiana durante un número de años suficientes.

La mayor concentración de microorganismos se encuentra en la rizosfera, la zona más cercana a las raíces de las plantas. Ahí se encuentran microorganismos como bacterias, hongos filamentosos, nutrientes, sustancias orgánicas y agua.

Estos microorganismos rizosféricos son esenciales para que las plantas sean más fuertes, más productivas y más resistentes a cualquier patógeno.

Por ello, dar un aporte extra de microorganismos rizosféricos garantiza una mayor actividad microbiana, recicla los nutrientes del suelo y promueve que el ambiente sea más adecuado para el desarrollo de los cultivos.

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