Entrevista

“El cambio climático nos exige avanzar hacia un modelo más resiliente para garantizar la seguridad hídrica”

Entrevista a Fernando Cabello, Director de Serveis del Cicle de l`Aigua en el Área Metropolitana de Barcelona (AMB)

El cambio climático está transformando de manera profunda la gestión de los servicios urbanos esenciales, y el agua se sitúa en el centro de esa transformación. La irregularidad de las precipitaciones, las olas de calor cada vez más prolongadas y la intrusión salina vinculada al aumento del nivel del mar están alterando la disponibilidad y la calidad del recurso, poniendo a prueba los modelos tradicionales de captación, potabilización, saneamiento y reutilización. Las más afectadas por estos cambios son las grandes áreas urbanas como, por ejemplo, Barcelona y su área metropolitana, un territorio con más de tres millones de habitantes y una elevada demanda hídrica. Actualmente, se encuentran entre los espacios más expuestos a estos efectos, lo que obliga a avanzar hacia una gestión más flexible, inteligente y resiliente del ciclo integral del agua.

La prolongada sequía que atraviesa Cataluña ha evidenciado la necesidad de reforzar la autosuficiencia y diversificar las fuentes de suministro, impulsando la regeneración, la desalación y el aprovechamiento de aguas no convencionales. Al mismo tiempo, la digitalización de las redes, la planificación basada en datos y la corresponsabilidad ciudadana emergen como pilares esenciales para garantizar la seguridad hídrica en el nuevo escenario climático.

En este contexto, el Área Metropolitana de Barcelona (AMB) trabaja en la definición de un modelo hídrico adaptado a los desafíos del siglo XXI, que combina innovación tecnológica, sostenibilidad ambiental y equidad social. Para conocer de primera mano cómo se aborda esta transformación en el contexto metropolitano catalán, hablamos con Fernando Cabello, director de Servicios del Ciclo del Agua de Cataluña en el AMB. Cabello analiza en esta entrevista los retos que plantea el cambio climático, la implantación de recursos alternativos como el agua regenerada, y los mecanismos de participación ciudadana necesarios para construir un sistema hídrico más robusto y sostenible.

 

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Foto: ERA del Prat de Llobregat

 

¿Cómo está afectando el cambio climático a la gestión del agua en el área metropolitana de Barcelona y cuáles son los principales retos que observan desde el AMB?

El cambio climático está afectando de manera muy directa a la gestión del agua en el área metropolitana de Barcelona. Su principal consecuencia se traduce en una mayor recurrencia, duración e intensidad de las sequías, así como en episodios de lluvias torrenciales e inundaciones que ponen en tensión los sistemas de abastecimiento, saneamiento y drenaje urbano.

Ante este escenario, el principal reto para el Área Metropolitana de Barcelona (AMB) es incrementar la resiliencia del sistema metropolitano de abastecimiento, con el objetivo de garantizar el suministro de agua potable incluso en situaciones de sequía severa. Para ello, estamos impulsando un modelo de gestión que reduzca progresivamente la dependencia de la lluvia y de las fuentes convencionales, mediante la diversificación de recursos y la incorporación de fuentes no convencionales, como la regeneración, la desalación y la reutilización indirecta con fines potables.

 

"Nuestro principal reto es garantizar el suministro incluso en situaciones de sequía severa, reduciendo progresivamente la dependencia de la lluvia"

 

Asimismo, trabajamos en la adaptación de las infraestructuras y la planificación urbana a las nuevas condiciones climáticas, reforzando los sistemas de drenaje sostenible y fomentando la eficiencia hídrica y el uso responsable del agua en todos los ámbitos —doméstico, industrial y municipal—. El cambio climático nos exige avanzar hacia un modelo más flexible, integrado y resiliente, capaz de garantizar la seguridad hídrica del territorio metropolitano a largo plazo.

 

¿De qué manera están incorporando las proyecciones climáticas en la planificación del ciclo integral del agua?

Las proyecciones climáticas se han incorporado de forma explícita en la planificación metropolitana del agua a través del Plan Estratégico del Ciclo Integral del Agua (PECIA), aprobado por el AMB en 2023. Este plan constituye el marco de referencia para orientar la gestión del ciclo del agua a largo plazo, incorporando los efectos previstos del cambio climático sobre la disponibilidad de los recursos hídricos.

El análisis realizado en el PECIA, basado en escenarios climáticos a horizonte 2050, prevé una reducción de aproximadamente un 12 % en los recursos hídricos superficiales y un 9 % en los subterráneos, así como un aumento de la temperatura media y una mayor frecuencia de episodios de sequía. Estas tendencias permiten anticipar un déficit hídrico estructural incluso en condiciones de normalidad, sin situación de sequía, lo que evidencia la necesidad de adaptar la gestión del agua al nuevo contexto climático.

 

"El análisis del PECIA prevé una reducción del 12 % en los recursos hídricos superficiales y del 9 % en los subterráneos a horizonte 2050"

 

Para hacer frente a estos retos, el PECIA establece un conjunto de medidas estratégicas orientadas a incrementar la resiliencia y la autosuficiencia hídrica del territorio metropolitano. Entre ellas destacan la diversificación de fuentes de suministro, potenciando el uso de recursos no convencionales —como la regeneración y la desalación—, la mejora del rendimiento de las redes de distribución, la optimización del uso del agua no potable y la interconexión de sistemas para aumentar la garantía de abastecimiento.

En definitiva, el PECIA sitúa las proyecciones climáticas en el centro de la planificación del ciclo integral del agua, promoviendo una transición hacia un modelo más resiliente, sostenible y menos dependiente de la lluvia, capaz de garantizar la seguridad hídrica del área metropolitana de Barcelona en el horizonte 2050.

 

¿Qué medidas de adaptación se están implementando para reforzar la resiliencia de las infraestructuras hídricas urbanas?

El AMB está trabajando de manera coordinada con la Agencia Catalana del Agua (ACA) y con la empresa Aigües de Barcelona en la planificación e impulso de las principales medidas de adaptación destinadas a reforzar la resiliencia de las infraestructuras hídricas urbanas ante los efectos del cambio climático.

Entre las medidas más relevantes destacan:

  • La ampliación del tratamiento de ósmosis inversa en la Estación de Tratamiento de Agua Potable (ETAP) de Sant Joan Despí, con el fin de poder tratar el 100 % del caudal captado del río Llobregat, que en situación de sequía es una mezcla de agua desembalsada de los embalses aguas arriba de la cuenca y agua regenerada, aumentando así la capacidad máxima de potabilización.
  • La replicación del proceso de regeneración potable indirecta del río Llobregat en el río Besòs, mediante la construcción de una nueva estación regeneradora del efluente de la depuradora de Sant Adrià de Besòs y la puesta en marcha de dos nuevas estaciones potabilizadoras asociadas a este sistema.
  • La ampliación de la potabilizadora existente de Trinitat, que capta agua subterránea del acuífero del Besòs, y la mejora del tratamiento de la potabilizadora de Estrelles, en Sant Feliu de Llobregat, para optimizar la calidad y la seguridad del agua distribuida.

Estas actuaciones permitirán incrementar de manera sustancial la resiliencia y la autosuficiencia del sistema metropolitano del agua, dotando al territorio de una red de infraestructuras más flexible, interconectada y preparada para hacer frente a escenarios climáticos más extremos.

 

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¿Qué papel desempeña la reutilización de agua regenerada en la estrategia del AMB frente a la sequía y la escasez de recursos?

La utilización de agua regenerada constituye un recurso estratégico dentro de la política metropolitana frente a la sequía y la escasez de recursos hídricos. Su aprovechamiento permite incrementar la resiliencia del sistema, reduciendo la dependencia de las fuentes convencionales y asegurando un suministro más estable y sostenible en escenarios de escasez prolongada.

Si bien la desalación también desempeña un papel fundamental en la diversificación de recursos, el agua regenerada presenta ventajas ambientales y energéticas significativas: requiere un menor consumo eléctrico y genera menos emisiones de dióxido de carbono por metro cúbico producido.

Por ello, el AMB impulsa el uso del agua regenerada tanto para usos ambientales, agrícolas, industriales y municipales, como para aplicaciones de reutilización indirecta con fines potables, integrándola plenamente en la estrategia metropolitana de adaptación al cambio climático y de seguridad hídrica a largo plazo.

 

"El agua regenerada presenta ventajas ambientales y energéticas significativas: requiere menos consumo eléctrico y genera menos emisiones de CO₂"

 

¿Cómo se está trabajando para mejorar la eficiencia del uso del agua en los municipios metropolitanos y en el ámbito doméstico e industrial?

El AMB está impulsando diversas actuaciones para mejorar la eficiencia en el uso del agua, tanto a escala municipal como en los ámbitos doméstico e industrial.

Por un lado, se está desarrollando un ambicioso plan de inversiones para la renovación y modernización de las redes de distribución y transporte, con el objetivo de mejorar la eficiencia hidráulica y reducir las pérdidas de agua. Estas actuaciones permiten optimizar el funcionamiento del sistema metropolitano, garantizando una gestión más sostenible y resiliente frente a los retos del cambio climático.

Por otro lado, para fomentar un uso racional y responsable del agua, el AMB aplica una tarifa progresiva, en la que el precio unitario del metro cúbico aumenta a medida que crece el consumo. Este mecanismo constituye una herramienta clave de gestión de la demanda, promoviendo hábitos de consumo más sostenibles entre la ciudadanía y los diferentes sectores económicos.

En conjunto, estas medidas combinan eficiencia técnica y concienciación social, reforzando la sostenibilidad del ciclo integral del agua en el ámbito metropolitano.

 

La digitalización del ciclo del agua es una línea clave en la gestión moderna. ¿Qué avances está desarrollando el AMB en materia de control, monitorización y predicción?

La digitalización del ciclo del agua es una de las líneas estratégicas prioritarias para el AMB y se concreta en el proyecto RESSONA —Resiliencia y Sostenibilidad del ciclo urbano del agua en el área metropolitana de Barcelona mediante la transformación digital—, impulsado conjuntamente con Aigües de Barcelona.

El proyecto, financiado en el marco del PERTE de Digitalización del Ciclo del Agua, tiene como objetivo mejorar la sostenibilidad, la eficiencia y la resiliencia del sistema metropolitano del agua mediante la aplicación de tecnologías avanzadas de control, monitorización y predicción. En la práctica, RESSONA representa un salto cualitativo hacia una gestión inteligente, integrada y basada en datos del ciclo integral del agua.

Entre sus principales actuaciones destacan:

  • El desarrollo de un gemelo digital de la red metropolitana de abastecimiento y saneamiento, que permitirá simular escenarios, anticipar incidencias y optimizar la operación hidráulica y energética.
  • La sensorización masiva de infraestructuras —más de 4.500 km de red de agua potable y los principales sistemas de saneamiento—, con información en tiempo real sobre caudales, presiones, calidad y consumo.
  • La creación de plataformas analíticas y predictivas que integran datos de telelectura, balances hidráulicos, consumos estratégicos y eficiencia energética, mejorando la capacidad de respuesta ante fugas, fraudes o anomalías operativas.
  • El impulso de la gestión avanzada de depuradoras y estaciones de regeneración, mediante sistemas de control inteligente y algoritmos de optimización para reducir consumos energéticos y emisiones asociadas.

Gracias a su enfoque integral y su impacto transformador, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) ha reconocido oficialmente el proyecto RESSONA como una de las iniciativas emblemáticas del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. En su valoración, el Ministerio destacó su carácter innovador, su capacidad de generar valor público y su contribución a la transición ecológica y digital del sector del agua.

RESSONA se consolida así como un proyecto de referencia en la digitalización del ciclo urbano del agua, que refuerza la posición del AMB como un actor pionero en la gestión sostenible, inteligente y resiliente de los recursos hídricos.

 

¿Cómo se coordinan las políticas metropolitanas del agua con las estrategias de otras administraciones, como la ACA o los ayuntamientos?

La coordinación de las políticas metropolitanas del agua se basa en un modelo de colaboración muy estrecha entre las principales administraciones competentes en la materia.

La relación entre el AMB y la Agencia Catalana del Agua (ACA) es muy fluida y constante. Mantenemos reuniones técnicas y de coordinación de forma frecuente, que permiten alinear la planificación metropolitana con las estrategias regionales en ámbitos como la gestión de la sequía, el desarrollo de infraestructuras o la promoción de recursos no convencionales.

 

"La coordinación con la Agencia Catalana del Agua es constante, con reuniones técnicas que permiten alinear la planificación metropolitana con las estrategias regionales"

 

Con los ayuntamientos metropolitanos, el AMB ejerce una función de coordinación y apoyo técnico, asegurando la coherencia en la gestión del agua entre los 36 municipios. Esta coordinación se intensifica especialmente en situaciones excepcionales, como la reciente sequía, en las que resulta fundamental tomar decisiones rápidas y mantener una comunicación unificada con los gobiernos locales para garantizar el servicio y aplicar medidas de ahorro de agua de manera efectiva.

Asimismo, el AMB tiene muy en cuenta la experiencia y el conocimiento técnico de Aigües de Barcelona, como empresa operadora del ciclo integral del agua. Su aportación es clave para que las políticas definidas sean técnicamente viables y se traduzcan en mejoras reales en la eficiencia y la resiliencia del sistema.

En conjunto, este modelo de gobernanza multinivel, que integra a la ACA, el AMB, los ayuntamientos, permite una gestión coordinada, coherente y resiliente del agua en todo el territorio metropolitano.

 

En este contexto de emergencia climática, ¿cómo se está abordando la gestión de episodios extremos, cada vez más habituales, como las lluvias torrenciales, DANAs o inundaciones urbanas?

Aunque la gestión del drenaje urbano y de las aguas pluviales no es una competencia directa del AMB, somos plenamente conscientes de la creciente frecuencia e intensidad de los episodios meteorológicos extremos, como lluvias torrenciales, DANAs o inundaciones urbanas, consecuencia del cambio climático.

Ya en 2010, el AMB elaboró un Plan Director de Pluviales que establecía los criterios técnicos y las líneas estratégicas para mejorar la capacidad de drenaje, la prevención de inundaciones y la resiliencia del territorio metropolitano frente a estos fenómenos. Este plan supuso un punto de partida para integrar la gestión del agua de lluvia en la planificación urbana y en el diseño de infraestructuras más sostenibles.

Cuando las circunstancias lo requieren, el AMB presta apoyo técnico a los ayuntamientos metropolitanos, especialmente en la planificación, modelización y diseño de actuaciones locales destinadas a mitigar los riesgos asociados a lluvias intensas y a mejorar la capacidad de respuesta ante emergencias.

 

¿Qué papel considera que debe desempeñar la ciudadanía en la gestión sostenible del agua y en la adaptación al cambio climático?

La ciudadanía desempeña un papel fundamental en la gestión sostenible del agua y en la adaptación al cambio climático. Aunque las administraciones públicas impulsamos infraestructuras, tecnologías y políticas de gestión avanzada, el uso responsable del agua por parte de la población es esencial para garantizar la sostenibilidad del sistema a largo plazo.

En el AMB, la implicación ciudadana ha sido clave para alcanzar niveles de consumo doméstico muy eficientes —alrededor de 102 litros por persona y día—, situando a la metrópoli entre las más sostenibles de Europa en este ámbito. Esta conciencia colectiva demuestra que la corresponsabilidad social es un pilar básico de la resiliencia hídrica.

 

"En el AMB, la implicación ciudadana ha sido clave para alcanzar consumos domésticos de apenas 102 litros por persona y día"

 

Además, el AMB impulsa campañas de sensibilización y educación ambiental para reforzar los hábitos de ahorro y promover una cultura del agua más consciente, que vincule el consumo diario con la protección del medio ambiente y la lucha contra el cambio climático.

Consideramos que la ciudadanía no solo es usuaria del servicio, sino también un actor activo y necesario en la construcción de un modelo de gestión más sostenible, solidario y preparado para afrontar los desafíos climáticos del futuro.

 

Mirando al futuro, ¿cuáles son las prioridades del AMB para garantizar un modelo de gestión del agua urbana más resiliente, sostenible y justo?

De cara al futuro, las prioridades del AMB se centran en consolidar un modelo de gestión del agua urbana más resiliente, sostenible y socialmente justo, capaz de responder a los retos del cambio climático y garantizar el derecho universal al agua.

 

"De cara al futuro, las prioridades del AMB se centran en consolidar un modelo de gestión del agua urbana más resiliente, sostenible y socialmente justo"

 

En primer lugar, uno de los ejes estratégicos es incrementar la regeneración y el aprovechamiento de agua reutilizada, integrándola progresivamente en el sistema metropolitano para reducir la dependencia de las fuentes convencionales y aumentar la garantía de suministro, especialmente, en períodos de sequía.

Paralelamente, el AMB continúa impulsando la mejora del rendimiento hidráulico de la red de distribución, mediante inversiones en modernización, control y digitalización de las infraestructuras, con el objetivo de reducir pérdidas y optimizar la eficiencia energética del sistema.

Otro ámbito prioritario es la comunicación y sensibilización ciudadana, promoviendo una cultura del agua basada en la corresponsabilidad, la eficiencia y la adaptación al cambio climático.

Finalmente, el AMB mantiene su compromiso con la equidad social a través de la tarifa social, que garantiza que ninguna persona se quede sin acceso al agua por motivos económicos.

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