El cambio climático podría añadir 100 millones de pobres, según un nuevo informe del Banco Mundial
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Según un nuevo informe del Grupo Banco Mundial, lanzado antes de la conferencia internacional de París, debido al cambio climático, muchas personas no puedan salir de la pobreza, y sin un desarrollo rápido, inclusivo e inteligente en relación con el clima y la aplicación de iniciativas para reducir las emisiones que protejan a los pobres, es posible que antes de 2030 haya otros 100 millones de personas en esa situación.
En el informe, denominado Shock Waves: Managing the Impacts of Climate Change on Poverty (Grandes cataclismos: Cómo abordar los efectos del cambio climático en la pobreza), se concluye que las personas pobres ya tienen un alto riesgo de sufrir perturbaciones relacionadas con el clima, como, por ejemplo, la pérdida de cosechas debido a menores precipitaciones, alzas en los precios de los alimentos después de fenómenos meteorológicos extremos y una mayor incidencia de enfermedades después de olas de calor e inundaciones. Según dicho informe, esas perturbaciones podrían borrar aquello que tanto costó conseguir y ocasionar pérdidas irreversibles, con lo cual muchas personas volverían a la pobreza, en especial, en África y Asia meridional.
“En este informe expresa con claridad que será imposible poner fin a la pobreza si no adoptamos medidas firmes para reducir la amenaza del cambio climático y disminuir radicalmente las emisiones nocivas”, expresó Jim Yong Kim, presidente del Grupo Banco Mundial. “Los pobres son quienes más se ven afectados por el cambio climático, y nuestro desafío en este momento es proteger a decenas de millones para evitar que caigan en la pobreza extrema debido al cambio climático”.
Según el informe, los más pobres se encuentran más expuestos que la población promedio a la mayoría de las perturbaciones relacionadas con el clima, como inundaciones, sequías y olas de calor, y cuando se ven afectados, pierden una mayor proporción de sus riquezas. En los 52 países acerca de los que hay datos disponibles, el 85 % de la población vive en países donde los pobres se ven más expuestos a la sequía que el promedio. Además, también están más expuestos a temperaturas más elevadas y viven en países en donde se estima que, debido al cambio climático, la producción alimentaria será menor.
En el informe, divulgado un mes antes de que los negociadores se reunieran en París para las charlas internacionales sobre el clima, se muestra cómo se puede poner fin más efectivamente a la pobreza y luchar contra el cambio climático si esas cuestiones se abordan en conjunto.
En el informe se concluye que la agricultura será el principal impulsor de cualquier aumento en la pobreza. Los estudios de creación de modelos sugieren que el cambio climático podría provocar pérdidas en los rendimientos globales provenientes de los cultivos, que podrían llegar a ser de hasta el 5 % antes de 2030 y del 30 % antes de 2080. Los efectos sobre la salud (mayor incidencia del paludismo, de la diarrea y de los retrasos del crecimiento) y sobre la productividad del trabajo son los siguientes impulsores más significativos.
El impacto del cambio climático sobre los precios de los alimentos en África podría llegar al 12 % en 2040 y al 70 % para 2080, un golpe perjudicial para aquellas naciones en donde el consumo de alimentos de los hogares más pobres asciende a más del 60 % del gasto total.
Al hacer hincapié en los efectos sobre la agricultura, los desastres naturales y la salud, en el informe se insta a poner en práctica iniciativas de desarrollo que mejoren la resiliencia de los pobres. Esas iniciativas pueden incluir, por ejemplo, fortalecer las redes de seguridad social y la cobertura de salud universal, así como medidas relacionadas específicamente con el clima que ayuden a enfrentar el cambio climático, como mejores defensas en caso de inundaciones, sistemas de alerta temprana y cosechas resistentes al clima.
Al mismo tiempo, se expresa que es necesario dar un fuerte impulso a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero a fin de eliminar la amenaza a largo plazo que el cambio climático representa para la reducción de la pobreza. Esos esfuerzos de mitigación deberían ser diseñados para garantizar que no representen una carga para los pobres. Por ejemplo, lo que se ahorre al eliminar los subsidios a los combustibles fósiles podría reinvertirse en planes de ayuda a las familias pobres para que estas puedan afrontar los mayores costos de los combustibles.
De acuerdo al informe, en los países pobres, el apoyo de la comunidad internacional será fundamental para poder aplicar de manera satisfactoria muchas de estas medidas. Esto es especialmente cierto en el caso de inversiones con altos costos iniciales (como el transporte urbano o infraestructura de energía resiliente), que son esenciales para evitar quedar atrapado en patrones de alta emisión de carbono.
“El futuro no está escrito en piedra”, dijo Stephane Hallegatte, economista superior del Banco Mundial, que estuvo a cargo del equipo que elaboró el informe. “Tenemos la oportunidad de alcanzar nuestros objetivos de pobreza frente al cambio climático, siempre que ahora elijamos las políticas con sabiduría”.
En el informe también se examinan las soluciones de políticas exitosas que demuestran que un desarrollo adecuado puede proteger a los pobres de las perturbaciones. Por ejemplo, después del tifón Yolanda, Filipinas pudo utilizar el sistema de transferencias condicionadas de efectivo para destinar con rapidez fondos de emergencia a la población afectada. En Uganda, la combinación de nuevas variedades de cultivos y las visitas de extensión han impulsado el aumento del ingreso de la agricultura familiar en un 16 %.