Castilla y León exhibe en Expobiomasa sus cualidades para liderar el desarrollo de la biomasa como energía renovable
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Los consejeros de Economía y Empleo, Tomás Villanueva y de Fomento y Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León, Antonio Silván han estado presentes en la inauguración de Expobiomasa 2014, la feria profesional más importante de Europa de bioenergía. La biomasa es un sector estratégico para Castilla y León.
El consumo nacional ha pasado de 100.000 tm de pellet en 2010 a 380.000 tm en 2013, con una previsión de superar 1.100.000 tm en 2020 y la Comunidad tiene el potencial para hacer frente a esta producción. De hecho, en el último año se ha incrementado casi un 40 % la instalación de equipos de biomasa. A finales de 2013 funcionaban en España 80.000 instalaciones y la potencia acumulada alcanzaba los 5.000 MWt (megavatios térmicos de potencia) mientras que las previsiones apuntan a que en 2020 llegarán a estar operativos 12.000 MWt de potencia para uso térmico. En Castilla y León hay 4.640 instalaciones de biomasa registradas que generan una potencia de 603 MW, lo que representa un 12,06 % del conjunto nacional ocupando los primeros puestos en el ranking. El incremento ha sido constante tanto en el número de instalaciones, como en la potencia acumulada y en todos los sectores (industria, agroganadería, ocio, edificios públicos...). Destaca el incremento en el número de instalaciones en bloques de viviendas (102 bloques de viviendas y cerca de 39,5 MWt. afectando a más de 4.500 viviendas. Salamanca lidera esta línea con 67 registros, lo que equivale a 26MW de potencia instalada, dando servicio a 2.900 viviendas.
Por otra parte la Comunidad cuenta también con instalaciones de biomasa para producción de energía eléctrica. En estos momentos Castilla y León tiene más de 20 centrales eléctricas con una potencia total instalada de 55 MWe que han supuesto una inversión de 100 millones de euros, han creado 550 empleos y consumen 500.000 tm de biomasa al año.
El desarrollo, expansión y extensión del uso de la energía a través de la biomasa está teniendo un crecimiento exponencial en todo tipo de edificios, industrias, hoteles o comunidades de vecinos. En los dos últimos años el número de instalaciones de biomasa en edificios públicos ha aumentado un 70 %.
La Junta de Castilla y León está trabajando en reducir la factura energética con el desarrollo del programa para la implantación de calderas de biomasa en edificios públicos. Con una inversión superior a los 58 millones de euros y más de 200 actuaciones, ya se han sustituido calderas de combustible fósil por calderas de biomasa en centros públicos, sanitarios, educativos y de servicios sociales, fundamentalmente del medio rural. Se está haciendo un esfuerzo en colaboración con universidades y ayuntamientos para conseguir un importante ahorro en el gasto corriente de estos centros (entre un 20 % y un 30 % en costes de combustibles) y servir además de acción demostrativa de las oportunidades que ofrece la biomasa.
Ya se han ejecutado los proyectos del Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León; el Instituto de Educación Secundaria en Roa de Duero, en Burgos; el CEIP Pedro I, de Tordesillas, en Valladolid; o el Centro de Salud en la localidad vallisoletana de Medina de Rioseco. Y además están ejecutándose mejoras, entre otros lugares, en la red de calor del Campus de la Universidad de Valladolid, el complejo CHF y la residencia Virgen del Camino dependientes del Ayuntamiento de León; en los Centros de Formación y Capacitación Agraria (Viñalta, Almazán, Segovia, Santa Espina); en un Instituto en Iscar en Valladolid; en la red de edificios municipales de Olmedo, en Valladolid.
Castilla y León se sitúa en los primeros puestos, el quinto a nivel nacional, respecto al número de municipios que cuentan con al menos una instalación de biomasa -cerca del 37 % (830) de los municipios de la Comunidad- y fundamentalmente en edificios y dependencias públicas (administrativos, colegios, residencias, instalaciones deportivas…).
La biomasa forestal, una riqueza de superficie
El 51 % de la superficie de Castilla y León es forestal, 4,8 millones de hectáreas, con 1,92 hectáreas forestales por habitante, mejor ratio que el conjunto de España (0,60), la UE (0,35) y el global mundial (0,77). Castilla y León es hoy un territorio más forestal que Canadá, Estados Unidos, Francia o Alemania, muy por encima de la media mundial y europea.
En los últimos 30 años los terrenos arbolados han crecido en un millón de hectáreas, pasando de 1,9 a 3 millones de hectáreas. La madera acumulada en los montes ha pasado de 63 millones de metros cúbicos a 154 millones de metros cúbicos, lo que representa un incremento del 144 %. Todos los residuos forestales fruto de las limpias y los desbroces son susceptibles de transformarse en combustible.
La biomasa es la materia orgánica que, originada en un proceso biológico natural o provocado, se utiliza como fuente de energía. Generalmente procede de residuos agrícolas (paja) y podas de frutales, materia prima forestal, restos de industrias de madera (serrín, astillas) y cultivos energéticos (girasol, cardo). Se utiliza como fuente de energía de calor, frío, electricidad o transporte. El desarrollo de la biomasa aprovecha los recursos locales, lo que permite la creación de empleo en el medio rural y, por tanto, fijar población. Es además, una alternativa para dinamizar el sector agrario, ya que los cultivos energéticos utilizados en la producción de biocombustibles y biocarburantes constituyen una alternativa de futuro para el campo y para el mantenimiento de empresas forestales. La producción y consumo de bioenergía contribuye al cumplimiento con el protocolo de Kyoto al respetar el equilibrio natural de la atmósfera, reduce el efecto invernadero porque durante su combustión sólo libera la cantidad de CO2 captada por la planta durante su crecimiento, conlleva la limpieza y conservación de los bosques previniendo el riesgo de incendios forestales, reduce la dependencia de recursos fósiles ya que la Comunidad cuenta con la materia prima para producirla y fija población en el medio rural generando empleo. Además, los cultivos energéticos biocombustibles son una alternativa de futuro para el campo castellano y leonés.
Riqueza forestal para generar empleo y reducir la factura energética
Castilla y León es la única comunidad de España en contar con un Plan Específico de Bioenergía. En Europa tan solo 13 estados y 10 regiones (de un total de 271) cuentan con un plan semejante. El Plan de Bioenergía prevé impulsar el consumo energético de biomasa hasta alcanzar el objetivo de que el 8 % del consumo energético de Castilla y León se cubra con biomasa. Actualmente se ha alcanzado el 3,6 %.
El plan contempla el impulso del aprovechamiento energético de la biomasa como estrategia energética, medioambiental, de desarrollo rural y generadora de empleo. Además, promueve el aprovechamiento de la riqueza agrícola y forestal y permite a la Comunidad posicionarse como líder en un sector industrial incipiente impulsando el establecimiento de fábricas de pelets y de calderas o como centro de formación de instaladores… Además, en cuánto fuente de energía rentable y eficiente, reporta indudables beneficios socioeconómicos, en la generación de actividad, riqueza y empleo, en el sector primario de obtención de materias primas y en el sector de empresas de servicios energéticos.
El plan tiene en cuenta además el ahorro y la eficiencia energética. Así, consigue un ahorro en la factura energética, lo que redunda en reducción de consumos y de costes para familias, empresas e instituciones. Se trata de una fuente de energía limpia y renovable, que reporta indudables beneficios energéticos y medioambientales. Es, además, un complemento a las energías tradicionales y una alternativa a los inconvenientes de contaminación, dependencia, suministro y encarecimiento de estas. Todo ello sin contar que permite reducir la dependencia respecto a los recursos fósiles, ya que la Comunidad cuenta con materia prima suficiente para producirla.
La Junta de Castilla y León ha interrelacionado distintos instrumentos para mejorar la efectividad de estas políticas. Por una parte desde el Plan de Bioenergía que prevé que al menos un tercio de la biomasa a movilizar sea biomasa forestal, procedente tanto del monte como de la industria de la madera; por otra, a través del Programa de Movilización de Recursos Forestales, para optimizar el aprovechamiento energético de la biomasa forestal mediante el incremento de la oferta de los aprovechamientos de biomasa, la adaptación de los modelos de gestión forestal y mediante la promoción y difusión del uso de biomasa en los ámbitos domésticos e industriales. Todo esto permite un incremento de la superficie intervenida con valorización energética.