El potencial de las tierras agrícolas abandonadas como sumideros de carbono

Investigadores de la UAB han descubierto que las tierras agrícolas abandonadas pueden acumular carbono orgánico en el suelo a un destacable ritmo del 2,3% anual.

Un nuevo trabajo científico aporta luz sobre el papel histórico y potencial futuro de los paisajes postagrícolas (PAL) en la lucha contra el cambio climático como sumideros de carbono. Dirigido por el investigador Stephen Bell durante su estancia en el ICTA-UAB, este trabajo destaca el importante potencial de secuestro de carbono del global de los paisajes postagrícolas (PAL), como las tierras agrícolas abandonadas. Por ejemplo, en un estudio anterior centrado únicamente en España, los autores descubrieron que las tierras agrícolas abandonadas pueden acumular carbono orgánico en el suelo a un destacable ritmo del 2,3% anual.

Publicado en la revista Nature Communications como artículo de comentario, el trabajo subraya la urgente necesidad de mejorar nuestra comprensión de los paisajes postagrícolas como sumideros de carbono cruciales. Este llamamiento a la acción se debe a dos razones fundamentales expuestas por los investigadores. En primer lugar, los PAL se encuentran de forma indistinta en regiones agrícolas de todo el mundo, lo que las hace globalmente relevantes a escala global en los esfuerzos por mitigar el cambio climático. En segundo lugar, estos paisajes, a menudo desprovistos de carbono a causa de años de prácticas agrícolas perjudiciales, tienen un inmenso potencial de recarbonización. Por eso, se centran principalmente en las crecientes reservas de carbono del suelo, porque se consideran más permanentes que las de la vegetación.

Para avanzar en la comprensión de estos campos abandonados, los investigadores señalan la necesidad de abordar las incertidumbres espaciales y temporales. Las incertidumbres espaciales implican identificar con precisión su ubicación y duración desde el cese de la agricultura en estas zonas. Las incertidumbres temporales comprenden la comprensión del ritmo, duración y potencial total de recarbonización de los diferentes tipos de tierras agrícolas en desuso.

La identificación y cartografía de estos campos de cultivo abandonados plantean retos importantes debido a su naturaleza compleja, las diferentes definiciones y terminologías, y las apariciones y desapariciones cíclicas debido a la recultivación. Además, su tamaño relativamente pequeño dificulta su detección mediante imágenes de satélite. La obtención de datos temporales sobre el carbono del suelo mediante un nuevo muestreo de las parcelas resulta, además, costoso y laborioso.

Sin embargo, los investigadores destacan los alentadores avances en la reducción de las incertidumbres espaciales. La aparición de nuevos productos de teledetección y recursos informáticos mejorados ofrecen vías prometedoras para una cartografía espacial más precisa. Además, el artículo propone un nuevo enfoque para abordar las incertidumbres temporales mediante la recopilación de los datos publicados sobre las cronosecuencias de las PAL y el establecimiento de nuevos emplazamientos de campo para una recogida de datos rápida y asequible.

Las implicaciones de esta investigación se extienden a la gestión de la tierra y la mitigación del cambio climático. La identificación de las ubicaciones más adecuadas para los sumideros de carbono en terrenos agrícolas abandonados puede orientar los procesos de toma de decisiones sobre su fomento o prevención, teniendo en cuenta la existencia de intereses contrapuestos como la producción de alimentos y los derechos locales sobre la tierra. Por eso destacan el potencial de las antiguas tierras agrícolas no disputadas, en particular, como zonas recarbonizadoras.

 

"Esta publicación subraya el papel fundamental que tienen las tierras postagrícolas en la mitigación del cambio climático al actuar como sumideros vitales de carbono", resume Stephen Bell, investigador que realizó el estudio durante su estancia en el ICTA-UAB, y durante una estancia en el Lab César Terrer, en el MIT.

 

"A lo largo de su historia, la agricultura ha extraído más carbono del suelo en todo el mundo que todo el carbono emitido por Estados Unidos desde la revolución industrial. Las tierras agrícolas abandonadas representan algunos de los únicos casos en que el carbono del suelo se ha restaurado de manera significativa, pero necesitamos cuantificar mejor este proceso", indica Bell, quien actualmente es. "estos paisajes, podremos tomar decisiones informadas para maximizar su potencial, a la vez que equilibraremos otras necesidades sociales. Las conclusiones del equipo de investigación allanan el camino hacia estrategias más eficaces de gestión de la tierra ante un clima cambiante", concluye .

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