España avanza en su transición circular pero encara retos en financiación y ambición climática

El último informe del Observatorio de la Economía Circular alerta del aumento de residuos y la caída del reciclaje, mientras crecen la ecoinnovación y las certificaciones ambientales

El Observatorio de la Economía Circular, impulsado por la Fundación Fórum Ambiental (FFA) y reconocido por el CSIC como publicación de interés, ha publicado su último boletín informativo centrado en “Industria, actividad económica y financiación”. Este informe bimestral recoge los principales indicadores de circularidad en España, con el propósito de acelerar la transición hacia un modelo más sostenible en un contexto marcado por la emergencia climática y la escasez de recursos.

El análisis de estos tres ejes resulta clave para valorar el grado de madurez de la economía circular, pues determinan la capacidad de desplegar sistemas sostenibles, promover la innovación y asegurar la inversión necesaria para una transición eficaz y respetuosa con el medio ambiente.

 

Resultados y tendencias clave

El boletín número 12 muestra un progreso sostenido en la adopción de la economía circular, reflejado en un compromiso empresarial creciente con la ecoinnovación y las certificaciones ambientales. En el contexto europeo, España se mantiene en una posición intermedia, lo que apunta a una evolución positiva, aunque con margen de mejora para intensificar y acelerar la transformación.

Entre los indicadores más destacados figuran:

  • Valor Añadido Bruto (VAB) de actividades circulares: En 2023, este VAB representó el 1,6% del total de la economía española, situando al país en sexta posición dentro de la UE. Aunque supone un ligero descenso respecto a 2021, su evolución sigue una trayectoria paralela a la media europea. Este dato refleja la riqueza generada por sectores como el reciclaje, la reparación, la reutilización y los servicios de alquiler.

  • Empleo en actividades circulares: La tasa de empleo vinculada a la economía circular se situó en el 2% en 2023, estabilizándose después del 2,3% registrado en 2021. España mantiene aquí una posición media, lo que evidencia tanto la consolidación de estos puestos de trabajo como la oportunidad de seguir impulsando el empleo verde.

  • Emisión de bonos verdes: En 2023, los bonos verdes representaron el 5% del total emitido en España, un 3,9% menos que en 2022. Esta disminución, que también se observa en el ámbito europeo, podría relacionarse con el aumento de los tipos de interés. No obstante, desde 2014 se mantiene una tendencia de crecimiento sostenido, favorecida por la demanda inversora y el impulso del Pacto Verde Europeo.

  • Índice de ecoinnovación: España alcanzó un índice de 127,2 en 2024, lo que supone una mejora del 26% en diez años. Este indicador mide la capacidad de generar y aplicar soluciones que reducen impactos ambientales y mejoran la eficiencia de los recursos. Pese a este avance, el país sigue en una posición intermedia respecto a líderes europeos como Suecia y Finlandia.

  • Productos con etiqueta ecológica europea (Ecolabel): Con 15.660 productos certificados en marzo de 2025, España ocupa la segunda posición europea, representando un 15% del total. Desde 2014, el volumen de productos y servicios con Ecolabel se ha multiplicado, pasando de 43.200 a más de 102.000.

  • Organizaciones registradas en EMAS: España se consolida como el tercer país de Europa en número de entidades con este sistema voluntario de gestión ambiental, con 853 organizaciones inscritas hasta abril de 2025.

  • Registro de huella de carbono: Un total de 5.876 organizaciones declararon su huella de carbono en mayo de 2025, 1.125 más que en 2022. Sin embargo, el 78% de ellas únicamente han obtenido el sello “Calculo”, lo que indica que, si bien miden sus emisiones, todavía no han acreditado reducción o compensación.

 

Retos y oportunidades

El Observatorio subraya que los grandes desafíos para España son fortalecer los mecanismos de financiación verde, elevar la ambición climática y garantizar que la circularidad se integre plenamente en las políticas industriales y económicas. La clave, señala, reside en consolidar los avances logrados y escalarlos, de manera que la economía circular deje de ser solo una opción y se convierta en una ventaja estratégica para un desarrollo sostenible y competitivo.

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