La FAO impulsa la cartografía y vigilancia de las turberas
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Las turberas cubren sólo el 3 por ciento de la superficie terrestre y, sin embargo, contienen tanto carbono como toda su vegetación, lo que subraya de forma evidente su papel fundamental en la regulación del clima a nivel global. Su degradación -por drenaje, incendios u otras causas-, provoca su conversión de lentos sumideros de carbono en fuentes emisoras capaces de liberar con rapidezel carbono almacenado durante milenios en unas pocas décadas. Para evitar su degradación y planificar eficazmente su recuperación, las turberas deberían cartografiarse y vigilarse de forma urgente.
Para ayudar a los Estados miembros en esta compleja tarea, la FAO presentó hoy "Cartografía y vigilancia de las turberas" (Peatland mapping and monitoring), una guía práctica y accesible llena de información técnica sobre las turberas del mundo y recomendaciones sobre cómo gestionar estos ecosistemas singulares. La publicación es el trabajo conjunto de 35 autores expertos de 14 países, y pone de relieve las experiencias de países con turberas tropicales como Indonesia, la República Democrática del Congo y Perú, y en las regiones templadas.
"Cartografiar las turberas para conocer su ubicación, extensión y potencial de emisión de gases de efecto invernadero, puede ayudar a los países a planificar y gestionar mejor sus tierras, aguas y biodiversidad, mitigando y adaptándose al cambio climático de forma más eficaz", explica Maria Nuutinen, principal experta en turberas del Departamento Forestal de la FAO y coautora de la publicación.
Una cartografía precisa de las turberas es un requisito previo para vigilar eficazmente los cambios en sus condiciones. Para que los países reduzcan las emisiones de gases de efecto invernadero y el riesgo de incendios, elseguimiento del estado de las turberas -en especial su nivel de agua-, se convierte en algo fundamental. Esta tarea requiere una combinación de operaciones satelitales y terrestres. Para facilitar el acceso de los países a imágenes de buena calidad, la FAO ha elaborado un módulo de vigilancia de la restauración de las turberas de última generación. Accesible a través de SEPAL-uno de los instrumentos geoespaciales de la FAO-, el módulo fue implementado con éxito por primera vez en Indonesia por el Agencia indonesia de restauración de turberas y el Ministerio de Medio Ambiente y Bosques. El módulo de vigilancia de las turberas ofrece información tempestiva sobre las tendencias de la humedad del suelo para ayudar a detectar el drenaje y seguirlas labores de restauración. Los mapas de humedad del suelo pueden actualizarse cada dos semanas conlas imágenes del satélite Sentinel-1 de la Agencia Espacial Europea.
"El módulo de código abierto para el seguimiento de las turberas en la plataforma SEPAL se seguirá desarrollando para atender las necesidades de la cuenca del Congo, ayudando a detectar y abordar los posibles cambios y a evitar los incendios", añade Julian Fox, Jefe del Equipo de Seguimiento Forestal Nacional de la FAO. "Del mismo modo -añadió-, Perú trabaja en desarrollar una metodología nacional de cartografía de las turberas que pueda servir de base a medidas más específicas para proteger y gestionar las turberas costeras, andinas y amazónicas. Estos países y otras organizaciones asociadas en la Iniciativa Mundial sobre las Turberas prepararán el camino para que otras medidas en relación con las turberas".
Turberas: una introducción rápida
Las turberas vírgenes, o "mires" (tremedales), se caracterizan por condiciones de encharcamiento casi constante con una falta de oxígeno que ralentiza la descomposición por los microorganismos. Pueden pasar mil años para que se acumule una capa de un metro de material orgánico: la turba. La profundidad de una turbera puede ser de 5 metros en climas cercanos a los polos, y más de 15 metros en algunas zonas tropicales, donde la mayor productividad de las plantas conduce a depósitos más profundos.
Reconocer las turberas no es fácil, por lo que "la cartografía y la vigilancia deben abordarse como un ejercicio complejo y lleno de matices", asegura Hans Joosten, uno de los principales expertos en turba a nivel mundial y coautor de la publicación. Los tipos de vegetación de superficie, por ejemplo, son predominantemente musgos para las turberas árticas, mayormente juncos en las zonas templadas, y manglares o bosques pantanosos de turba en los trópicos. Todavía se están descubriendo turberas, incluyendo uno de los mayores complejos de turberas tropicales conectadas del mundo -con una superficie mayor que la de Inglaterra- en la remota e inaccesible región de la Cuvette Centrale de la selva tropical del Congo.
Cerca del 15 por ciento de las turberas del mundo han sido drenadas -sobre todo para cultivos, pastoreo, silvicultura y extracción-, con la consiguiente degradación a largo plazo. Los mayores focos de degradación de las turberas se encuentran en Europa, Rusia y América del Norte, el Sudeste asiático, África oriental y la cuenca del Amazonas. Ello se debe a menudo a la falta de conocimientos sobre la ubicación de las turberas, su extensión, características especiales -como el riesgo de incendio-, sus beneficios y el potencial de mitigación del cambio climático. Una buena comprensión de la ubicación y evolución de las turberas ayudará también a que se tengan en cuenta en las políticas y planes nacionales de agricultura, suelo, bosques y uso de la tierra, y en los sistemas de vigilancia y presentación de informes. Sobre el terreno, una mejor información sobre la ubicación de las turberas puede ayudar a los responsables de planificarel uso de la tierra, los gestores y los agricultores a la hora de tomar decisiones.
Los principales países toman el liderazgo
Indonesia, que posee el 40 por ciento de todas las turberas tropicales, ha sido particularmente activa en la adopción de medidas correctivas para modificar las prácticas de drenaje y deforestación que, desde la década de 1980, han dado lugar a incendios de gran envergadura. Entre las iniciativas del gobierno se encuentran la de "Un Mapa"(One Map) y la creación del Plan de protección y gestión del ecosistema de las turberas,con orientaciones parasu protección y vigilancia. Asimismo, la República Democrática del Congo ha establecido una Unidad de Turberas para definir y atender las necesidades prioritarias. El descubrimiento de las turberas de la Cuvette Centrale es reciente, pero ya está teniendo un gran impacto en las políticas climáticas y de conservación de la región.
Sin embargo, queda mucho por hacer para preservar el carbono de las turberas, por lo que el intercambio de conocimientos y el desarrollo de la capacidad ofrecen importantes sinergias y pueden allanar el camino para una acción climática mejor orientada. Las experiencias de los países en materia de cartografía y vigilancia de las turberas tendrán un papel fundamental en el desarrollo de una base mundial de conocimientos más sólida, de modo que otros países puedan aprender y utilizar enfoques innovadores para alcanzar el objetivo final: proteger este precioso y frágil recurso natural.