Imágenes satelitales alertan de una grave sequía persistente en Europa
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Un estudio liderado por el Instituto de Geodesia de la Universidad de Tecnología de Graz (Austria) y otras instituciones europeas, como parte del proyecto de la UE Global Gravity Gravity-based Groundwater Product (G3P) ha utilizado gravimetría por satélite para observar los recursos de aguas subterráneas del mundo y documentar sus cambios en los últimos años, concluyendo en la tesis de que Europa sufre una grave sequía persistente.
En el centro del proyecto G3P se encuentran dos satélites gemelos llamados Tom y Jerry, que giran alrededor de la Tierra en una órbita polar a una altitud de casi 490 kilómetros y se encuentran a unos 200 kilómetros de distancia entre sí. Su velocidad aumenta en proporción a la masa de tierra que sobrevuelan, con una media de 30.000 km/h. Los dos satélites realizan 15 órbitas terrestres al día, lo que significa que al cabo de un mes cubren toda la superficie de la Tierra. Por tanto, la TU Graz puede proporcionar un mapa gravitacional de la Tierra cada mes.
“El procesamiento y el esfuerzo computacional aquí son bastante grandes. Tenemos una medición de distancia cada cinco segundos y, por tanto, alrededor de medio millón de mediciones al mes. A partir de ellas determinamos mapas del campo gravitatorio”, explica Torsten Mayer-Gürr, investigador del proyecto.
Sin embargo, el mapa gravitacional aún no determina la cantidad de agua subterránea porque los satélites muestran todos los cambios de masa y no distinguen entre mar, lagos o aguas subterráneas. Para ello, es necesaria la cooperación con todos los demás socios del proyecto G3P de la UE. Torsten Mayer-Gürr y su equipo proporcionan la masa total, de la que luego se restan los cambios de masa en los ríos y lagos, también se restan la humedad del suelo, la nieve y el hielo y, finalmente, sólo quedan las aguas subterráneas. El resultado de esta cooperación demuestra que la situación del agua en Europa es muy precaria.
Aunque los fenómenos meteorológicos extremos con inundaciones ofrezcan temporalmente una imagen diferente, los niveles de las aguas subterráneas en Europa han sido bajos de manera sistemática desde 2018- 2019, cuando hubo una llamativa escasez. Los efectos de esta prolongada sequía se hicieron patentes en Europa en el verano de 2022: cauces secos, aguas estancadas que desaparecían poco a poco y, con ellas, numerosos impactos sobre la naturaleza y las personas. La escasez energética ha empeorado, muchas especies acuáticas han perdido su hábitat y los suelos secos han causado muchos problemas a la agricultura.
Torsten Mayer-Gürr no se lo esperaba a tan gran escala. Desde su punto de vista, es necesario documentar con datos la sequía y disponer de misiones continuas de satélites en el espacio.
“Hace unos años, nunca habría imaginado que el agua sería un problema aquí en Europa, especialmente en Alemania o Austria. Aquí estamos teniendo problemas con el suministro de agua; tenemos que pensar en ello”, explica.
En el proyecto colaboran entidades de Austria (Universidad Tecnológica de Graz, Universidad Tecnológica de Viena, Centro de Datos de Observación de la Tierra), Alemania (Geo Forschungs Zentrum en Potsdam), Suiza (Universidad de Berna, Universidad de Zúrich), Francia (Collection Localisation Satellites, Laboratoire d’Etudes en Géophysique et Océanographie Spatiales LEGOS, Magellium), España (FutureWater), Finlandia (Instituto Meteorológico Finlandés) y los Países Bajos (Centro Internacional de Evaluación de Recursos de Aguas Subterráneas).