Solvay y Veolia sustituirán carbón por combustible derivado de residuos a través de Dombasle Énergie

La iniciativa reducirá notablemente las emisiones de CO2 de la planta de carbonato de sodio de Solvay, situada en la localidad francesa de Dombasle-sur-Meurthe
Solvay y Veolia sustituirán carbón por combustible derivado de residuos a través de Dombasle Énergie
Solvay y Veolia sustituirán carbón por combustible derivado de residuos a través de Dombasle Énergie
21-02-2022
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Solvay y Veolia lanzan un nuevo proyecto de transición energética industrial, Dombasle Énergie, con el objetivo de reemplazar el carbón con combustible derivado de residuos (RDF) para la producción de energía limpia y competitiva en la planta de Dombasle-sur-Meurthe, localidad situada al noreste de Francia. Con ello, se garantizará la competitividad de la planta y se reducirán las emisiones de CO2 en un 50 %.

La iniciativa reemplaza tres calderas de carbón por una sala de calderas equipada con dos hornos que funcionan con RDF, producidos a partir de residuos no reciclables, reduciendo así a la mitad la huella de carbono de la actividad industrial y dejando de utilizar 200.000 toneladas de carbón al año. La planta de Dombasle-sur-Meurthe, que Veolia suministrará a partir de 2024, contará con una unidad de cogeneración que utilizará 350.000 toneladas de RDF al año.

La nueva instalación, construida por Solvay y que será operada por Veolia, tendrá una capacidad de 181 megavatios (MW) de energía térmica y 17,5 MW de energía eléctrica, que se reutilizarán para el proceso industrial. El proyecto, que está previsto que entre en funcionamiento en 2024, requiere una inversión de 225 millones de euros.

Dombasle Énergie, en colaboración con Veolia, da así un paso en firme para contribuir a la economía circular del lugar:

  • Reduciendo la huella ambiental de la planta (las emisiones actuales de CO2 disminuirán en, aproximadamente, un 50 %, 240.000 toneladas de CO2 al año);

  • Reemplazando el carbón importado del extranjero con RDF producido en Francia, eliminando así el uso de combustibles fósiles;

  • Creando una nueva salida para los residuos, que se transformarán en energía verde;

  • Reduciendo el consumo de agua en un 7 %.

“Pionera de la ecología industrial, Veolia se posiciona una vez más como un socio importante en la industria, ayudando a las empresas a alcanzar sus objetivos de reducción de emisiones de carbono”, explica Antoine Frérot, presidente y CEO de Veolia. “Participar en este proyecto con un socio como Solvay nos permite contribuir a la descarbonización de la industria, como parte de nuestro enfoque de transformación ecológica”.

“Nuestra hoja de ruta de desarrollo sostenible, Solvay One Planet, tiene como objetivo la neutralidad de carbono para 2050. Necesitamos transformar nuestras plantas y poner en marcha energías alternativas sostenibles y competitivas. Esto requiere encontrar asociaciones entre actores públicos y privados”, declara Ilham Kadri, CEO del grupo Solvay. “Estamos encantados de asociarnos con Veolia en un proyecto que nos permitirá eliminar el carbón en nuestra segunda planta de carbonato de sodio”.

“El objetivo de Veolia es desarrollar un sector industrial partiendo de la recuperación de energía de materiales de desecho no reciclables. Estos residuos, transformados en combustibles sólidos recuperados, permiten producir energía y calor para reemplazar los recursos fósiles. Dombasle Énergie busca reemplazar el carbón por RDF para suministrar energía limpia a la planta de Solvay, mediante un enfoque de economía circular y de descarbonización industrial”, explica Anne Le Guennec, gerente general de reciclaje y valorización de residuos de Veolia Francia.

“Este proyecto asegura el futuro de nuestra planta, y confirma la determinación de Solvay de transformar la industria europea del carbonato de sodio, para hacerla más sostenible y competitiva y servir mejor a nuestros clientes a largo plazo”, destaca Philippe Kehren, presidente de Solvay Soda Ash & Derivatives.

La conversión de la planta ofrece una ventaja real en el contexto de los precios volátiles de los combustibles fósiles y las tasas impuestas por las regulaciones europeas sobre el uso del carbón. Un aumento en la competitividad, que permitirá mantener los 1.000 empleos directos e indirectos derivados de la planta.

Este proyecto se ha beneficiado del apoyo de la región francesa Grand Est y de ADEME.

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