¿Qué novedades nos trae la estrategia alimentaria del EU Green Deal al sector?
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El pasado mes de mayo, la Comisión de la UE presentó la tan esperada estrategia "De la granja a la mesa" dentro del marco del Pacto Verde Europeo o Green Deal, tras unas semanas de retraso por la pandemia de coronavirus.
Como era de esperar, a los agricultores y ganaderos, y a toda la cadena de valor alimentaria, se les insta a dar un paso más para cumplir con mayores compromisos medioambientales y de cambio climático que lo realizado hasta ahora.
Aunque en principio, y sin conocer los detalles del documento, muchas voces del sector se alzaron en previsión de más implicación y compromiso, sobre todo porque estas nuevas exigencias serían un agravio comparativo en relación con la producción agroalimentaria de terceros países, a los que no se les exige, ni se les puede exigir, la misma implicación medioambiental. Pero tampoco por razones obvias, se les puede exigir lo mismo en el plano social o económico, todas ellas pilares fundamentales para lograr cualquier objetivo de sostenibilidad.
El malestar previo del sector, ya viene de antes y tiene mucho que ver con la negociación del futuro Marco Financiero Plurianual 2017-2021 de la Comisión Europea, cuya propuesta prevé importantes recortes tanto en los fondos para subvenciones directas de la PAC (Política Agrícola Común de la UE) como en los destinados a financiar las distintas medidas de su segundo pilar: el desarrollo rural, que se añaden a los recortes previstos en los fondos de cohesión, ligados en muchos aspectos al territorio.
Pero transformar el sector actual, modernizarlo y adaptarlo al nuevo paradigma climático no es una tarea fácil. Esta transición requiere un enfoque colectivo en el que participen las autoridades públicas de todos los niveles de gobierno (incluidas las ciudades, las comunidades rurales y costeras), los actores del sector privado en toda la cadena de valor alimentario, las organizaciones no gubernamentales, los interlocutores sociales, el mundo académico y los ciudadanos.
Además de todas estas expectativas creadas con anterioridad a la comunicación de la estrategia "De la granja a la mesa", hubo otro factor inesperado: la crisis sanitaria de la COVID-19. En este sentido, la Comisión Europea ha sabido hacer una lectura más positiva y la está aprovechando para dar el impulso que aumente la resiliencia y la competitividad de la UE.
En este sentido, Frans Timmermans, Vicepresidente de la Comisión Europea, dijo: “la crisis del coronavirus ha revelado nuestra vulnerabilidad y la importancia de restablecer el equilibrio entre la actividad humana y la naturaleza. Las Estrategias sobre Biodiversidad y «De la Granja a la Mesa», elementos centrales del Pacto Verde Europeo, apuntan hacia un equilibrio nuevo y mejorado entre la naturaleza, los sistemas alimentarios y la biodiversidad para proteger la salud y el bienestar de nuestros ciudadanos y, al mismo tiempo, incrementar la competitividad y la resiliencia de la UE. Estas estrategias son una parte fundamental de la gran transición que estamos emprendiendo”
La pandemia de la COVID-19 también ha puesto de relieve la importancia de la salud y su relación con los alimentos, y las consecuencias de la reducción de los costes relacionados con la salud pública. Además, existe la percepción de que los europeos, ahora más que nunca, valoran más los alimentos, especialmente los alimentos frescos y menos procesados de fuentes sostenibles, dando valor a las cadenas de suministro cortas.
Aunque en general ha habido un suministro de alimentos suficiente, esta pandemia ha planteado numerosos desafíos, como las perturbaciones logísticas en las cadenas de suministro, la escasez de mano de obra, la pérdida de ciertos mercados y los cambios en las pautas de consumo. Todo esto ha repercutido de manera inequívoca a los mecanismos de nuestros actuales sistemas alimentarios.
La estrategia “From farm to fork”
La situación de la COVID-19 ha creado la necesidad de reflexionar. Y, la publicación de esta estrategia, ve la luz en un momento en que Europa brinda una oportunidad al sector agroalimentario para que cambie positivamente y lo vea como ventaja diferencial.
La estrategia "De la granja a la mesa" insta al sector agroalimentario a tomar la iniciativa y asumir el liderazgo para hacer del sistema alimentario de la UE un referente mundial de sostenibilidad.
Esta estrategia no sólo establece las directrices para crear una cadena alimentaria que funcione para toda la comunidad, sino que también señala la manera de articular y facilitar esta transición, que debe ser justa, especialmente tras la pandemia de la COVID-19 y el debilitamiento de la economía.
La estrategia también hace referencia al programa de la Comisión Europea para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas (SDG) como un componente clave. En este aspecto se hace especial hincapié en garantizar a los productores primarios medios de vida sostenibles e ingresos suficientes para asegurar su recuperación social y económica y poder facilitar esta transición hacia un sistema alimentario sostenible.
Para acelerar y facilitar esta transición y asegurar que todos los alimentos comercializados en el mercado de la UE sean cada vez más sostenibles, la Comisión presentará una propuesta legislativa sobre un marco para un sistema alimentario sostenible antes de finales 2023.
Además, para llevar a cabo con éxito esta transición, la Comisión Europea supervisará los progresos, en estrecha relación con la Estrategia de Biodiversidad prevista para 2030 y en consonancia con el nuevo Plan de Economía Circular y la aspiración a una economía de neutralidad carbónica.
El sector primario: producción alimentaria sostenible y la captura de carbono
La agricultura es responsable del 10,3% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) de la UE y casi el 70% de sus emisiones proceden del sector ganadero. Estos GEI incluyen el metano y el óxido nitroso, que son tan dañinos para la atmósfera como el CO2. Además, el 68% de las tierras agrícolas se utilizan para la producción animal.
El sector considera que estas crecientes ambiciones de sostenibilidad agrícola, al tiempo que se reduce el presupuesto de la PAC, constituyen una amenaza para el logro de los resultados esperados, especialmente si esta transición no se articula de manera justa. Esto también requerirá la participación del sector privado, que puede ver una oportunidad en este sector estratégico, es decir, un retorno de la inversión. Asimismo, la participación y el compromiso de las administraciones nacionales y regionales proporcionarán el marco para hacer frente al desafío.
A este respecto, la Comisión formulará recomendaciones relativas a los nueve objetivos específicos del PAC para cada uno de los Estados Miembros antes de que éstos presenten oficialmente su respectivo proyecto de plan estratégico. Prestará especial atención a la consecución de los objetivos del Pacto Verde Europeo, así como a los derivados de la estrategia "De la granja a la mesa" y la Estrategia sobre Biodiversidad para 2030.
La aplicación del Acuerdo Verde Europeo y el nuevo enfoque de la PAC, está destinada a cambiar esta percepción. El esfuerzo que debe hacer el sector primario para aumentar la resistencia del momento, invirtiendo en modernización, digitalización y la optimización de los recursos, todo ello con un esfuerzo en recursos humanos y financieros, es incuestionable, pero también es esencial visualizar que esta transformación se traducirá en mayores rendimientos al crear valor añadido y reducir los costes.
El reto ahora es cómo conseguir que los agricultores y silvicultores se adapten a un nuevo modelo de negocio ecológico mediante la captura de CO2 (Agricultura de Carbono). Y ya sea que sus prácticas agrícolas sostenibles sean recompensadas a través de la PAC u otras iniciativas públicas o privadas.
En el marco del plan de transformación de la agricultura sostenible se ha fijado el ambicioso objetivo de transformar el 25% de las tierras agrícolas de la Unión Europea en producción orgánica. Para ello es necesario fomentar el consumo de este tipo de agricultura, no sólo por sus efectos positivos en la biodiversidad, sino también porque crea puestos de trabajo y atrae a jóvenes agricultores que contribuyen a frenar la despoblación rural. Además, la creciente demanda de alimentos orgánicos, proporciona un buen marco para lograr este ambicioso objetivo.
La producción sostenible de alimentos también depende de que se estimule y promueva la economía circular de base orgánica. Por ejemplo, los ganaderos podrían reducir las emisiones de metano del ganado y utilizarlas para la producción de biogás mediante la compra de digestores anaeróbicos que transforman el estiércol y otros residuos.
El resto de la estrategia "De la granja a la mesa" se centra en la reducción del uso de plaguicidas químicos para evitar la contaminación del suelo, el agua y el aire y la pérdida de biodiversidad, así como para evitar el uso excesivo de nutrientes (en particular de nitrógeno y fósforo).
También proporciona al sector ganadero un marco de acción para mejorar el bienestar de los animales y reducir el uso de antimicrobianos.
En cuanto a la pesca y otros productos marinos procedentes de la acuicultura, cuya huella de carbono en comparación con la producción animal terrestre es ciertamente mucho menor, se prevé un apoyo importante a la producción sostenible de alimentos marinos, con una mención especial al sector de las algas marinas como fuente importante de proteínas alternativas, a través del próximo Fondo Europeo para el Mar y la Pesca.
Reacciones del sector agrario y recelo de los países nórdicos
Las diferentes reacciones dentro del sector y de los diferentes Estados Miembros comenzaron a reunirse apenas unas horas después de la publicación de la estrategia.
El COPA-COGECA (Comité de Organizaciones Profesionales Agrícolas - Confederación General de Cooperativas Agrícolas de la UE), afirma que los costos de aplicación de esta nueva política deben ser cubiertos por todos, desde los agricultores y procesadores, hasta los minoristas y consumidores, sin dejar a nadie atrás y protegiendo a los económicamente vulnerables de las consecuencias imprevistas.
Pero antes de esta reacción, la Comisión anunció una propuesta legislativa antes de finales de 2023 que promoverá la coherencia entre las políticas nacionales y las de la UE. Este marco legislativo también abordará las responsabilidades de todas las partes interesadas en el sistema alimentario. Junto con la certificación y el etiquetado sobre el nivel de sostenibilidad de los productos alimentarios y los incentivos, el marco permitirá que los productores se beneficien de las prácticas sostenibles y elevará progresivamente las normas de sostenibilidad para que se conviertan en la norma de todos los productos alimentarios que se introduzcan en el mercado de la UE.
La Comisión Europea propone que, para alcanzar el objetivo de la sostenibilidad, todos los países deben reducir su consumo de plaguicidas en un 50% sobre la base del consumo actual de cada país. En la práctica, esto tendrá un impacto desproporcionado en los países nórdicos, que consideran completamente irracional e injusto no reconocer los importantes esfuerzos de reducción de plaguicidas que ya han realizado y aplicar una reducción del 50% también en sus niveles actuales.
Aun así, la discrepancia entre el Norte y el Sur de Europa, es una vez más evidente. Los países del Norte temen que se produzca una distorsión de la competencia si no se entiende que su agricultura siempre ha sido más ecológica que la de otros países de la Unión Europea. Por ello, piden que se sigan negociando individualmente las estrategias propuestas para los próximos tres años.
Los sectores agrícolas daneses, de hecho, sienten que han demostrado que están preparados para un cambio hacia la producción sostenible y quieren que la UE se inspire en Dinamarca como pionera, aunque ciertos grupos se muestran un poco escépticos.
Por otra parte, en el Sur de Europa, aparte de la preocupación por la falta de refuerzo presupuestario de la PAC y los esfuerzos que se exigirán a los agricultores para alcanzar esos objetivos, les preocupa que no se exijan las mismas normas de sostenibilidad, calidad e inocuidad de los alimentos, sanidad vegetal y bienestar animal a las importaciones agrícolas de terceros países.
Dietas saludables, sostenibles y con poco desperdicio de alimento
Las dietas poco saludables, que causan enfermedades cardiovasculares y cáncer, son responsables de más de 950.000 muertes en la UE en 2017 (una de cada cinco).
Para frenar el avance de las enfermedades relacionadas con la dieta, la Comisión propondrá un etiquetado nutricional armonizado y obligatorio en la parte frontal de los envases y estudiará la posibilidad de proponer la ampliación de las indicaciones de origen o procedencia obligatoria a determinados productos, teniendo plenamente en cuenta el impacto en el mercado único. La Comisión también estudiará métodos para armonizar las declaraciones ecológicas voluntarias y crear un marco de etiquetado sostenible que abarque, en sinergia con otras iniciativas pertinentes, los aspectos nutricionales, climáticos, ambientales y sociales de los productos alimentarios.
Para mejorar la disponibilidad y el precio de los alimentos sostenibles y promover dietas sanas y sostenibles en los restaurantes públicos o institucionales, la Comisión se propone establecer un criterio mínimo obligatorio para la compra de alimentos sostenibles, en particular en el sector público (escuelas, hospitales e instituciones públicas), y promoverá también sistemas de agricultura sostenible como la agricultura ecológica. La propuesta de la Comisión sobre los tipos de IVA (que se está debatiendo actualmente en el Consejo) permitiría a los Estados Miembros utilizarlos de manera más específica, por ejemplo para apoyar las frutas y hortalizas ecológicas.
Además, la industria alimentaria y el sector minorista deberían mostrar el camino aumentando la disponibilidad y asequibilidad de opciones alimentarias saludables y sostenibles a fin de reducir la huella medioambiental general del sistema alimentario. Para promoverlo, la Comisión elaborará un código de conducta de la Unión Europea para una práctica empresarial y de comercialización responsable, acompañado de un marco de supervisión. El código se elaborará en coordinación con todos los interesados pertinentes.
La estrategia "De la granja a la mesa" también aborda la cuestión de la prevención de la pérdida y el desperdicio de alimentos a lo largo de toda la cadena de valor alimentaria, por lo que la Comisión articulará instrumentos para lograr el compromiso de reducir a la mitad el desperdicio de alimentos per cápita en el comercio minorista y por parte de los consumidores para 2030.
Facilitar la transición y la alineación con los servicios de EIT Climate-KIC
Dos secciones clave, alineadas con esta estrategia europea y la de EIT Climate-KIC, apoyan esta parte del documento: El reconocimiento de la innovación y la investigación como impulsores para acelerar esta transición, y la disponibilidad de servicios de asesoramiento, conocimientos y creación de capacidad para que todas las partes interesadas en el sistema alimentario sean sostenibles.
Esto requerirá inversiones que fomenten su pronta aplicación. En este sentido, la Comisión articulará varios instrumentos financieros, una nueva convocatoria de propuestas para las prioridades del Pacto Verde en 2020 con un total de aproximadamente 1.000 millones de euros, en el marco del Programa Horizonte 2020 de Investigación e Innovación, y 10.000 millones de euros en el marco del Programa Horizonte Europa de I+D en alimentación, bioeconomía, recursos naturales, agricultura, pesca, acuicultura y medio ambiente, uso de tecnologías digitales y soluciones basadas en la naturaleza.
EIT Climate-KIC responderá a esta creciente demanda de cambio sistémico e innovación del sistema a través de sus Demostraciones Profundas. Nuestra modalidad utiliza un portafolio de acciones y soluciones - en educación, innovación tecnológica, participación ciudadana, políticas, finanzas y otras palancas de cambio relevantes - para catalizar una rápida descarbonización que impulse la adaptación al clima y los modelos de negocio y cadenas de valor consistentes con el objetivo de limitar el aumento de la temperatura media a 1,5ºC.
De las ocho demostraciones profundas que el EIT Climate-KIC ha puesto en marcha, una está perfectamente alineada con la nueva estrategia europea "De la granja a la mesa", "Sistemas alimentarios y dietas resilientes". En esta demostración profunda se ha comenzado a abordar la producción primaria y el valor de los productos lácteos en el norte de Europa, así como las políticas alimentarias en las regiones y especialmente en las ciudades de los países del norte, que también incluyen la contratación pública.
Artículo publicado en el número 224 Julio/Agosto 2020