España es clave para alcanzar los objetivos de producción de biometano de la UE para 2030

Una jornada de Sedigas y BIP Europe pone de relieve el papel fundamental de España para lograr el objetivo comunitario de producción de 35.000 millones de metros cúbicos (35 bcm) de biometano al año en 2030, recogido en el Plan REPowerEU
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27-02-2024

La Asociación Española del Gas, Sedigas, destaca la importancia crucial de los gases renovables, en particular el biometano, para alcanzar la neutralidad climática mediante la descarbonización de nuestro sistema productivo. La jornada que ha tenido lugar hoy en Madrid "Biometano, una hoja de ruta para liberar su potencial de producción en Europa", organizada por Sedigas y Biomethane Industrial Partnership Europe, en la sede de la Representación de la Comisión Europea en Madrid, ha servido para abordar las oportunidades que este gas renovable representa para el futuro energético sostenible de Europa y cómo resulta esencial para una transición energética eficiente, justa e inclusiva.

El desarrollo de esta jornada ha permitido el intercambio de conocimientos y experiencias entre los distintos actores involucrados en la cadena de valor del biometano y destacar la relevancia de esta fuente de energía renovable en el marco de las políticas energéticas europeas.

El evento ha contado con la participación de representantes de la Comisión Europa, del Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico, de asociaciones sectoriales europeas como European Biogas Association (EBA) y Eurogas, así como de destacados directivos de compañías como Enagás GTS, Nedgia, bp o PreZero, plenamente involucradas en el desarrollo del mercado del biometano en España.

En el transcurso de la jornada, el presidente de Sedigas, Joan Batalla, ha señalado que “el biometano es, desde hace tiempo, un elemento protagonista en el marco de las políticas energéticas europeas. En este sentido, resulta esencial destacar que España cuenta con un papel fundamental para que Europa pueda lograr el objetivo comunitario de producción de 35.000 millones de metros cúbicos (35 bcm) de biometano al año en 2030, tal y como se establece en el Plan REPowerEU de la Comisión Europea”.

Además, ha recordado que la Comisión Europea elaboró un informe país en el que por primera vez se incluyó una mención específica al potencial español en biometano como palanca estratégica para la transformación del sistema energético y la descarbonización de nuestra economía. De esta forma, sin la contribución ‘solidaria’ de España, acorde con su potencial, la Unión Europea no logrará alcanzar esos 35 bcm en la fecha señalada.

James Watson, secretario general de Eurogas ha querido hacer referencia a la movilización que están llevando a cabo los trabajadores agrarios poniendo en valor el papel que puede desempeñar el biometano en este sector. “Hay sectores tradicionalmente difíciles de descarbonizar como la industria pesada y el transporte (también pesado); pero hay un tercer sector en esta categoría en el que el biometano jugará un papel clave: el agrícola. Este gas es la mejor solución para reducir las emisiones del campo, ya que todos los subproductos derivados de su actividad pueden servir para generar energía a través de la producción de biometano, convirtiéndolos en un valor y aumentando los ingresos de estos trabajadores. Por tanto, los agricultores y ganaderos son parte de la solución, no del problema”.

 

El rol esencial del biometano en Europa

El Plan REPowerEU de la Comisión Europea concede al biometano un papel destacado en la consecución de los objetivos de independencia energética europeos y marca un objetivo fundamental para contribuir a apoyar la autonomía energética estratégica y los objetivos climáticos de Europa. En este sentido, este plan mejora la seguridad de suministro y apoya la competitividad de las industrias intensivas en energía, así como el despliegue de una tecnología madura basada en Europa evitando así la creación de nuevas dependencias respecto de materias primas críticas procedentes de fuera de la Unión Europea.

Del mismo modo, el objetivo establecido por la Comisión Europea facilita la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero en el sector residencial, la industria y la movilidad tanto terrestre como marítima. Además, incentiva el desarrollo de la capacidad de producción necesaria para procesar de una manera eficiente las diferentes tipologías de residuos orgánicos, tanto los agrícolas como los de origen ganadero, o los generados por la industria agroalimentaria o los lodos de las estaciones de depuración de aguas residuales y ofrece la previsibilidad y la confianza que demandan los inversores para llevar a cabo la financiación de los proyectos.

Un objetivo realista teniendo en cuenta que Europa alcanzó un hito en la producción de energía sostenible en 2022, con 21.000 millones de metros cúbicos (21 bcm) de energía generada mediante la producción de biogás y biometano, según la última edición del Informe Estadístico 2023 de la EBA. Además, según este mismo informe la producción de biometano creció un 18%, pasando de 3,5 bcm en 2021 a 4,2 bcm en 2022.

El potencial de biometano en Europa es enorme. Contamos con un gas renovable que otorga estabilidad y es más barato que el resto de las alternativas disponibles. Tenemos muchas expectativas en torno al biometano, pero la realidad es que el objetivo de 35 bcm está empezando a quedarse atrás en vista del potencial del que disponemos. Además, es importante señalar que la industria está preparada y dispuesta a invertir en este gas renovable. El año pasado hicimos un estudio de inversión y ya se habían reservado 18.000 millones de euros. Estamos lejos del objetivo, pero el potencial de biometano es muy grande, por lo que va a ser necesaria mucha más ambición”, ha señalado Harmen Dekker, CEO, European Biomethane Association (EBA).

 

España cuenta con un alto potencial de producción de biometano

A nivel nacional, debido al considerable tamaño del sector agroalimentario y ganadero de nuestro país, España destaca por su elevado potencial en la producción de biometano. El informe de la EBA clasifica a España como uno de los países europeos con mayor capacidad de generación. La expansión del sector es una realidad, ya que el número de instalaciones que producen biometano y lo suministran a la red de gas ha crecido de cinco a finales de 2022 a nueve hoy en día, con una optimista perspectiva de incremento sustancial del número de plantas operativas a finales de este año, según los planes presentados por un buen número de productores y promotores de esta tecnología. En los últimos doce meses, el volumen inyectado a la red se incrementó más de un 40% hasta alcanzar los 257 GWh.

En materia legislativa, el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2023-2030, que actualmente se encuentra en revisión, ha definido el objetivo de 20 TWh de producción de biogás (equivalente a menos de un 2% de biometano inyectado en red). Una cifra que refleja una escasa ambición en cuanto a objetivos de producción de biometano. En este sentido, es muy significativo que, en un contexto en el que se está debatiendo la actualización del PNIEC, es la propia Comisión quién está apelando a establecer objetivos más ambiciosos teniendo en cuenta el potencial del que dispone España.

Un potencial validado por el informe ‘Estudio de la capacidad de producción de biometano en España’, elaborado por Sedigas, el cual cuantifica la capacidad de producción de España en 163 TWh/año, una cifra que permitiría cubrir en torno al 50% de la demanda nacional de gas natural (con datos actualizados a cierre 2023) o, lo que es lo mismo, más de tres veces el consumo total de los hogares de España.

En este sentido, la incorporación plena de biometano es 100% compatible con toda la infraestructura gasista existente y también con todos los equipamientos de los usuarios finales, lo que permitiría, por ejemplo, una completa y acelerada descarbonización de la totalidad de los consumos energéticos asociados a la calefacción y agua caliente sanitaria de los hogares de nuestro país sin necesidad de realizar millonarias inversiones de adecuación.

Sus beneficios son además especialmente relevantes en sectores de difícil electrificación por la naturaleza de sus actividades. Los gases renovables, como es el caso del biometano, pueden integrarse además en la infraestructura gasista existente, emergiendo como una de las alternativas más viables y eficientes para los sectores industriales gasintensivos.

Además, el desarrollo del biometano en nuestro país también tiene el potencial de promover la economía circular y revitalizar las zonas rurales, creando empleo y fomentando el desarrollo tecnológico. La construcción y operación de plantas de producción, la cadena completa de suministros y servicios asociados, favorecen un efecto multiplicador en la economía local que puede ser un motor clave para detener el despoblamiento rural, porque requiere de mano de obra cualificada, ofreciendo oportunidades así a los jóvenes, contribuyendo así a combatir el éxodo rural. Su aprovechamiento supondría la puesta en marcha de 2.326 plantas de producción, que movilizarían una inversión de casi 40.500 millones de euros, y generaría cerca de 62.000 empleos, entre directos e indirectos, asociados a su operación y mantenimiento.

La investigación y la innovación en estas tecnologías pueden posicionar además a España todavía más como líder en el sector de las energías renovables, atrayendo nuevas inversiones y promoviendo el desarrollo económico y social.

En el marco de esta jornada, los diferentes participantes han señalado como prioritario la necesidad de contar con un marco regulatorio que apoye decididamente su producción con políticas diseñadas para eliminar obstáculos innecesarios y proporcionar incentivos claros para la inversión. La simplificación de la burocracia administrativa y la creación de un entorno legislativo favorable – como ocurre en alguno de los países vecinos como Francia o Portugal-, son otros de los elementos fundamentales para desbloquear todo el potencial identificado. En definitiva, se ha abogado por el reconocimiento del biometano como una prioridad estratégica para la política energética y climática de la UE.

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